Bastante se han denunciado las imperfecciones de la democracia dominicana con procesos electorales caracterizados por la vocinglería en vez de debates productivos y derroche de gastos con un apabullante uso parcializado de recursos públicos por falta de controles legales; además, una boleta que todavía reduce la posibilidad de sufragar con especificidad por los candidatos. ¡Sin arrastre! Sin embargo el ciudadano tiene debidamente preservada la facultad de escoger libremente de entre diversas ofertas electorales a los miembros del Congreso y de organismos edilicios para el periodo 2010-2016. Con su cívica participación de hoy en las urnas millones de dominicanos cumplirán el derecho inalienable de expresar su voluntad. Celebramos por anticipado que se logre.
E n nombre del fortalecimiento de las instituciones reclamamos que el sufragio constituya un acto crítico encaminado a llevar preferiblemente a los cargos públicos a aspirantes en cuya idoneidad se pueda creer en función de sus hechos y palabras. Tras una campaña criticada por insustancial, los votantes deberían lograr un resultado satisfactorio mostrándose selectivos y exigentes. Colocándose juiciosamente y con sentido moral, por encima de los vanos medios de persuasión que por todos estos días han arrojado a sus ojos y oídos, y hasta a sus bolsillos, insistentes apóstoles de la demagogia y el clientelismo.
El viaje del Presidente
Lo internacional siempre ha sido importante en la agenda del Presidente Leonel Fernández. Esta misma noche, cuando el país esté inevitablemente tenso en su atención al resultado de las complejas y novedosas elecciones de hoy, el Jefe del Estado estará emprendido un viaje más que, en esta ocasión como en algunas anteriores, sería de trascendencia para las relaciones de República Dominicana con la Unión Europea y para la crucial tarea de reconstruir al vecino Haití , tan proclive a repercutir aquí.
No todo el mundo verá con buenos ojos que el gobernante se ausente en medio de un episodio electoral. Pero también es cierto que los dominicanos llevamos muchos años ansiando que la madurez y fortaleza de las instituciones políticas conviertan a las citas con las urnas en algo ordinario, de orden y paz y sin preocupaciones. Oportunidad esta vez de una merecida pausa para quien tanto se afanó en la campaña.