¿Qué es la Universidad Popular Urbana?

¿Qué es la Universidad Popular Urbana?

AMPARO CHANTADA
Esa Universidad Popular Urbana (UPU), defensora de los sin rostros y sin voz,  emerge en el marco de las actividades de red que llevó al lanzamiento de la Alianza Internacional de Habitantes (AIH)  en el Cuarto Foro Social Mundial en Mumbai. Mumbai, una ciudad que tiene más de dos millones de personas viviendo en las calles.

 Un comienzo muy significativo y a la vez un gran desafío para los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre los cuales se pretende «alcanzar mejorías significativas para las vidas de al menos 100 millones de personas que viven en asentamientos para el año 2020».

Al mismo tiempo, en la última década, tanto las actividades de red promovidas por los movimientos sociales como los procesos de colaboración tales como los Foros Sociales Temáticos, Regionales y Mundial (desde enero del 2001), han enfocado también la necesidad de superar la rígida división entre teoría y práctica (De Souza Santos, 2003) y de permitir a los activistas sociales incluir en su propio trabajo las dimensiones de investigación, capacitación y acción dentro de una estrategia consistente de reflexión-acción. Hay una creciente conciencia de que los movimientos sociales están produciendo nuevos agentes sociales  y nuevas prácticas y que hay una creciente brecha entre la teoría y la práctica. La Universidad Popular Urbana enfrenta las oportunidades interculturales para achicar esa brecha y para capacitar líderes de los movimientos sociales de una manera transformadora y reflexiva.

Siguiendo a Edmund O’Sullivan: «necesitamos una resistencia educativa que se mueva en dirección de la critica cultural”. Estas palabras refuerzan la idea de que el poder de las organizaciones depende de su posición en relación a las fuentes del conocimiento y a su capacidad para comprender y procesar este conocimiento, pero también en el hecho de que no hay una fuente privilegiada de información: el conocimiento fluye (Castells, 1994) y, en este sentido, consideramos que aprender de manera asociada puede contribuir no solo al acceso al conocimiento sino también a modificar la manera en que éste fluye. Esto es particularmente relevante para el planteamiento de políticas urbanas. Ya que según el Observatorio Urbano Global de  HABITAT, se sabe que a nivel global se está sufriendo una crisis de información que está afectando seriamente las capacidades de muchas ciudades de desarrollarse y analizar políticas efectivas.

Los objetivos centrales de la UPU son: 1. Proveer de redes de trabajo, y competencias claves de análisis, investigación y acción; 2. Fortalecer el trabajo de capacity building de miembros y amigos de AIH; 3.  Contribuir al desarrollo de AIH y a la dimensión de intercambio internacional y 4. Discutir y identificar cuestiones estratégicas globales y locales de vivienda.

En este sentido, Parks Daloz, identifica cuatro condiciones bajo las cuales el involucramiento junto con otros puede llevar a mayores responsabilidades sociales: 1º  la presencia del otro, 2º un discurso reflexivo, 3º una comunidad mentora, 4º  la oportunidad de comprometerse en acciones concretas. Estas cuatro condiciones suponen que el cambio profundo requiere tiempo, cuidado estratégico, paciencia, la convicción de que no estamos trabajando solos, y esperanza de un futuro mejor.

De esta manera, con el objeto de responder a las expectativas colectivas de las organizaciones y de trabajar simultáneamente en diferentes niveles que permitan explorar y crear bases comunes para el beneficio mutuo, se identifican como estrategias centrales del proceso de investigación y producción de conocimientos, por una parte, la participación y reciprocidad y, por la otra, la promoción de intercambios con diferentes organizaciones que trabajan por una mayor justicia social, cuerpos internacionales competentes, cuerpos académicos y de investigación.

En síntesis, estos movimientos de resistencia (AIH-UPU) a la informalización descubren, además de los ejes de lucha por el hábitat, la necesidad de tener rostro y voz, y en este camino a transitar, la coproducción y distribución del conocimiento,  devendrían necesarias y convergentes.

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