En el Área Metropolitana de Buenos Aires, Argentina, hubo un pico de abundancia del mosquito Aedes albisfasciatus
Los insectos tienen detectores que influyen sobre sus comportamientos de acercamiento o huida. Cómo la ciencia usa ese conocimiento para desarrollar repelentes más efectivos y amigables con el ambiente
Por sus enormes poblaciones en el planeta, los mosquitos son los animales más letales para los seres humanos, advierten los expertos. Y si bien no todas las especies de mosquitos pican ni llevan patógenos, hoy están en la mira por ser vectores de enfermedades que impactan en la salud pública global.
Algunas especies de mosquitos pueden transmitir virus u otros parásitos que causan enfermedades devastadoras, como paludismo o malaria, dengue, fiebre amarilla, Chikungunya, zika, o encefalomielitis equina del Oeste, entre otras.
Sólo las hembras de mosquitos pican a personas y animales para alimentarse con su sangre, ya que la necesitan para producir huevos y dejar descendientes. Pero se infectan con gérmenes, como virus y parásitos, cuando pican a personas y animales que están infectados.
En la Argentina, hay tres brotes epidémicos causados por enfermedades transmitidas por mosquitos: dengue, encefalomielitis equina del Oeste y Chikungunya.
Qué se sabe de la invasión de mosquitos en el AMBA
Durante las última semana, se registró un pico de abundancia del mosquito Aedes albisfasciatus en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Según explicó a Infobae la doctora en biología María Sol De Majo, investigadora del Conicet y del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, esta situación “se debió a las lluvias, la formación de charcos y a que las hembras de esa especie colocan huevos sobre la tierra húmeda a orillas de los charcos. Luego de la lluvia, cuando los charcos se inundan y los huevos se mojan, nacen las larvas que se desarrollan hasta el estado de pupa y luego emergen los adultos. Como eso ocurrió en muchos lugares al mismo tiempo, pueden emerger muchos mosquitos adultos juntos”.
Qué atrae a los mosquitos
Ahora se conoce más sobre qué los atrae o los ahuyenta. “Lo que más atrae a los mosquitos cuando están cerca de los seres humanos son el dióxido de carbono, que producimos con nuestra exhalación y diferentes compuestos que son generados por nuestra piel, como el ácido láctico. También la microbiota de la piel, formada por bacterias, produce diferentes olores”, según dijo a Infobae la doctora en biología Romina Barrozo, del Instituto de Biodiversidad, Biología Experimental y Aplicada del Conicet y la Facultad Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires
Todo eso se suma al calor y a la humedad, y hace que los mosquitos puedan reconocer a los humanos a la distancia. “Cada persona puede ser más o menos atractiva en función de su propio perfil químico para los mosquitos. Por eso, algunas personas son más picadas por mosquitos que otras”, agregó.
Qué olores ahuyentan a los mosquitos
Hay también olores que son percibidos por los mosquitos y los llevan a escaparse. “Hay varias plantas como la citronela, el eucalipto, la jarilla, el paraíso, de los cuales pueden extraerse aceites esenciales que resultan repelentes para los mosquitos”, contó a Infobae el biólogo Andrés Visintin, quien es profesor en la Cátedra de Entomología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del Conicet.
Como también lo hacen otros insectos, “los mosquitos evitan posarse y alimentarse al detectar sustancias amargas porque las perciben como potencialmente tóxicas. En sus patas, sus antenas y sus piezas bucales tienen neuronas sensoriales gustativas que detectan los compuestos amargos. Cuando esas neuronas se activan, producen un comportamiento de escape o rechazo. También en el canal alimentario de los mosquitos, hay detectores internos”, señaló Barrozo.
La doctora Barrozo junto con el científico Claudio Lazzari, de la Universidad de Tours, en Francia, y otros colaboradores publicaron recientemente un estudio que determinó que pasa cuando los mosquitos entran en contacto con la cafeína -que se encuentra en el café o en el mate- o con la quinina o chinchona. Lo publicaron en Journal of Chemical Ecology.
“Los compuestos amargos señalan la presencia de un alimento potencialmente tóxico o dañino. Por eso, los mosquitos los evitan. En cambio, los dulces indican un alimento nutritivo y calórico”, comentó.
Los investigadores descubrieron que los mosquitos rechazan más la quinina (una sustancia extraída de la planta de quina) que la cafeína, cuando se exponen a las mismas concentraciones. Si ingresa algún líquido que tiene cafeína o quinina, las neuronas sensoriales internas también disparan el comportamiento de escape de los insectos.
Por qué los mosquitos vuelan cerca de la oreja
La cabeza de las personas (y sus orejas) quedan más expuesta cuando duermen. Generalmente el cuerpo queda tapado por las sábanas. Por eso, “se percibe más el zumbido de los mosquitos en las orejas cuando las personas están en la cama. Se trata de especies de mosquitos de hábitos nocturnos y que pueden vivir dentro de los domicilios. Vale aclarar que no todas las especies viven en los domicilios”, afirmó el doctor Visintin.
¿Los mosquitos pican a humanos por su sabor dulce?
“En la piel humana, no hay azúcar. Pero los mosquitos pueden detectar el dióxido de carbono que se exhala, el calor, y otros olores que son producidos por la microbiota de la piel de los seres humanos, entre otras señales”, señaló Barrozo.
“Si esas claves sensoriales indican una fuente potencial de alimento en una persona, la hembra de mosquito la picará. En cambio, si detecta una sustancia aversiva, se escapa”, aclaró.
¿Por qué se estudian las preferencias de los mosquitos?
En la actualidad, se usan repelentes volátiles que los mosquitos pueden detectar a la distancia y los ahuyentan. Pero si supera la barrera del repelente, el mosquito puede picar a la persona.
“Estamos investigando repelentes no-volátiles que podrían brindar una protección a las personas con una mayor duración que los productos convencionales. Los mosquitos se posarían y detectarían las sustancias amargas y no picarían a las personas”, explicó Barrozo, cuyo grupo recibió apoyo de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de la Argentina y CNRS de Francia.
Esos repelentes en desarrollo son de origen natural basado en plantas y amigables con el ambiente. “Buscamos que sean de larga duración y de bajo costo. Estamos probando en el laboratorio una batería de potenciales repelentes”, afirmó.