Qué esperar de esta reunión de Lima

Qué esperar de esta reunión de Lima

Ayer se inició en Lima, Perú, la XL Asamblea General de la OEA, con el fin de lograr el reforzamiento o al menos la distención de las relaciones entre Estados Unidos y los países del Continente, luego de los intentos de destruir ese organismo y crear una OEA sin ese país, de la formación de UNASUR, dirigida por el ex presidente argentino, Néstor Kirchner, los enfrentamientos Chávez-Uribe, Uribe-Corea, Evo Morales con Estados Unidos, la independencia de actuación de Brasil y finalmente el golpe contra Manuel Zelaya en Honduras con el apoyo de un sector del gobierno norteamericano, todo como expresión del sentir de los pueblos de Sur América, que a medida ha ido adquiriendo cierta emancipación económica y “mayoría de edad”, busca su propio rumbo sin la tutela de la Nación del Norte, como ha ocurrido hace doscientos años.

La tarea moderadora de esta lucha política le corresponde a una mujer de liderazgo excepcional, con el aval de ocho años en la Casa Blanca como Primera Dama, dos periodos en el Senado norteamericano y el respaldo de su esposo, lo que es bastante para poder hacer buen papel como armonizadora en ese cónclave de pocos días. Ojalá lo logre.

Christopher Sabatini, miembro del Consejo de las Américas, declaró que el actual gobierno de Estados Unidos quiere demostrar que dejará una marca diferente en su política con América Latina. Esperemos a ver en qué consistirá esa diferencia.

En cuarenta años que hemos seguido de cerca el desempeño de ese organismo interamericano, es poca la diferencia operada en su desenvolvimiento para acercar nuestros pueblos y contribuir su desarrollo económico y social y en que nos ha ayudado disminuir los índices de analfabetismo, insalubridad, falta de escuelas, hospitales, de comida, de defensa del medio ambiente, de protección a nuestros recursos naturales.

El problema de nuestros pueblos sigue siendo el mismo de siempre con sus cambios cíclicos.

Unas veces, dominado por una serie de dictaduras militares violadoras de los derechos del hombre, apoyadas por Estados Unidos para la defensa de sus intereses económicos; otras veces, vientos libertarios que soplan con fuerza y establecen algunas democracias a medias y ahora con una vuelta al autoritarismo con modalidad diferente, al través de elecciones amañadas en varios de nuestros países.

Finalmente, aún nos falta mucho tiempo para que veamos un Continente verdaderamente a la altura  de nuestras aspiraciones, pero lo más lamentable es no ver acciones de los actuales gobiernos y mucho menos de la OEA, que vayan formando nuevas generaciones que afronten y lleven adelante esos logros.

No tenemos esperanzas que de esta reunión de Lima resulte nada que marque la diferencia que deseamos los 600 millones de ciudadanos que poblamos estas tierras.

Percibo que solo seguiremos llamándonos el Continente de la Esperanza.

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