¿Qué está pasando en el PRD?

¿Qué está pasando en el PRD?

SANDINO GRULLÓN
Al acercárseles al presidente Leonel Fernández, miles de dirigentes altos y medios del Partido Revolucionario Dominicano, con asombro éste se ha preguntado: ¿qué está pasando en el PRD?

La respuesta es sencilla, hay una rebelión de las masas peñagomistas-perredeístas que se sienten engañados por el PPH e Hipólito Mejía.

La secuela de acontecimientos empiezan con la desaparición del escenario político de su líder histórico, el doctor José Francisco Peña Gómez. Esto provocó que la escuela de cuadros para la formación de dirigentes colapsara, y que los perredeístas  olvidaran los principios, la ideología y los valores, acentuando esta situación la lucha grupal, que ha sido la causa principal de los males que aquejan al PRD.

No obstante a eso, hay un acontecimiento trascendental en la fuga de perredeístas ya que el señor Hipólito Mejía, sabiendo que las encuestas no le favorecían, desde la Presidencia de la República retorció la Constitución para acomodarla a sus aspiraciones inmediatas.  Estas modificaciones provocaron la salida de Hatuey De Camps y de importantes dirigentes del PRD.

Hay otro aspecto de la rebeldía de los peñagomistas-perredeístas motivadas por las elecciones congresuales y municipales del año 2002, en las cuales la dirección del PRD, sabiendo que harían una alianza donde iban a ceder el 50% de los cargos electivos, celebraron la totalidad de las convenciones, sin hacer selección previa de los lugares donde iban a realizar las alianzas y dónde cederían las posiciones electivas. Con esta acción cercenaron las legítimas aspiraciones de los compañeros que ganaron en buena lid las posiciones electivas congresuales y municipales.

Otro ingrediente fue que en las elecciones congresuales y municipales, el candidato presidencial del PRD cometió la torpeza de financiar candidaturas locales en desmedro de otros. Esta situación ha provocado enemistades entre los dirigentes.

Para nadie es un secreto que la actual dirección del PRD no representa los valores tradicionales del Partido, ni su ideología, ni sus principios, y sobresale la inconducta exhibida de varios de sus altos dirigentes. Su candidato presidencial es el candidato de los ricos, divorciado de la realidad de que el PRD es un partido de extracción humilde.

La conformación de los Comandos de Campaña ha sido causa de desavenencias, ya que de manera abrumadora impusieron a los miembros del PPH, dándole de lado a los sectores genuinos del Partido.

Se observa, además, que al no tener experiencia en las lides perredeístas, el candidato presidencial ni su jefe de campaña conocen a la dirigencia del PRD en los pueblos, ni mucho menos en los barrios. Los perredeístas  se sienten lastimados, porque no les reconocen sus respectivos espacios y jerarquías.

Para colmo,  el candidato presidencial está manejando su proyecto político como si fuera una empresa.  No recibe a los dirigentes, ni los visita, no quiere reunirse con ellos, para no contraer compromisos.

A todo esto se suma que en la convención presidencial circularon recursos económicos abundantes para aplastar a la doctora Milagros Ortiz Bosch. Ahora no aparece un peso, a pesar de que el candidato presidencial ha designado a cada región un padrino económico, pero éstos no están invirtiendo sus recursos económicos, porque no creen en el triunfo del proyecto.

Se habla de un nuevo PRD. Esto es una farsa, pues todo el mundo sabe que Miguel Vargas es fruto de Hipólito Mejía y del PPH y sus principales dirigentes, incluyendo su candidato presidencial, son prominentes dirigentes de este grupo que tanto daño le ha hecho al Partido Revolucionario Dominicano.

Las encuestas lo dicen claro: Leonel Fernández ronda por el 47% y Miguel Vargas, poco a poco se va desinflando, al extremo que con la llegada de nueva sangre perredeísta al gobierno, es probable que el presidente Leonel Fernández sobrepase la barrera del 50% en la llamada primera vuelta.

En consecuencia, lo que está sucediendo en el PRD está bien claro, hay una división profunda en todos los niveles. Las huestes de los peñagomistas-perredeístas están en contra de los desaciertos que se han cometido, al extremo de que nadie puede calibrar la magnitud de esta nueva división del partido blanco, que va rumbo a lo irreversible.

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