¿Qué está pasando en la Euro-Zona?

¿Qué está pasando en la Euro-Zona?

En estos momentos, cuando apenas se sale de los efectos producidos por la acción simultánea de una crisis económica y financiera mundial, el asunto fundamental se centra en la situación de desbalances económicos que ocurre en la economía de la Zona-Euro. La Zona-Euro, cuya economía representa cerca del 28% del PBI mundial, la integra diez y seis países con 320 millones de ciudadanos pudientes y una zona de libre comercio con una moneda única. Esta unión monetaria fue creada en el año 1999 bajo un acuerdo que se denominó: “Pacto de estabilidad y crecimiento”. Este pacto buscaba que en la zona existieran y las mismas regulaciones de negocios y reglas iguales de intercambio económico que fundamentara, como resultado, la existencia de una moneda única.

Dada las diferencias históricas de estos países, se dejó que cada uno tuviera su propia política fiscal, sujeta ésta a dos cifras máximas para lograr la estabilidad: una de 3% para el déficit fiscal y otra para la deuda como parte del PBI de no más de 60%. Con la medida indicada se elimina la importante posibilidad de ajustar cualquier desbalance económico mediante una devaluación. Es difícil mantener una moneda única y al mismo tiempo libertad de política fiscal.

Dentro de este marco, los miembros de la Zona-Euro procedieron a operar con modelos económicos diferentes y estadios también diferentes en el ciclo económico de la Euro-Zona. Un sector con Alemania (la locomotora económica de la Eurozona) a la cabeza que se caracterizaba por tener un alto nivel de productividad laboral y control salarial, un crecimiento en el consumo muy modesto (el consumo alemán es 45% de su PBI mientras el norteamericano es 70%) y una orientación dramática a las exportaciones de las cuales el 60% se dirige a los países de la Euro-Zona. Grecia, Irlanda, Portugal y España que experimentaron, hasta el inicio de la crisis en el 2007, un mayor crecimiento, caracterizado por un explosivo aumento en el gasto privado, (la inversión inmobiliaria y el crecimiento en el precio de las casas fueron dramáticos), por un sector externo deficitario, por el aumento en las deudas y por una extraordinaria inyección de capitales, especialmente, de Alemania y de Francia. Desde 1999 hasta que estalló la crisis en el 2007, la Euro-Zona tuvo una época de gran prosperidad, sustentada en el sólido crecimiento de la economía mundial lo que indujo a las autoridades a dar dispensas (43 en total) en los topes y dejaron de monitorear regularmente el sector externo ni a la competitividad laboral de las diferentes naciones. 

La gran crisis económica y financiera del 2007 puso al descubierto esta seria situación. Los efectos de las dispensas y de los diversos modelos económicos produjeron una situación grave en Irlanda y en los países del sur de Europa. Esto se aprecia en las cifras que publican la Oficina de Estadísticas de la Zona-Euro cuando establece que Grecia tiene un déficit fiscal, como parte del PBI, de 12.2 %, España, de 10.1% y Portugal, de 8.0%.        

La situación de extrema competitividad de Alemania limita los ajustes a través del sector externo. El crecimiento en Alemania de sus costos laborales reales (productividad neta de inflación) del 2000 al 2009 fue apenas un 5.8%, mientras que en Grecia,  32.8% y en España, 31.4%. 

La posición de Grecia, cuyo PBI representa sólo el 2.7% del de la Euro-Zona, es la más grave, ya que tiene una deuda de 124.9% de su PBI. La deuda de España cerca del 70% del PBI, que representa el 10% del PBI de la Euro-Zona, es aceptable y está creciendo rápidamente y tiene un ahorro interno del doble de Grecia, proporcionándole a España un mayor espacio de maniobra. Este espacio se refleja en los intereses de los bonos soberanos a 10 años: Grecia pagó 6.2%; España, sólo 3.9%.

Como consecuencia de estas situaciones, los países del sur (Grecia y, en menor grado, España y Portugal) demandarán de significativas reducciones de gastos, aumentos en los impuestos y reestructuración salarial fuerte. Para evitar que se profundice la recesión en esos países se requerirá de una fuerte inyección de fondos del exterior. Hasta ahora, se han evaluado diferentes posibilidades de acciones, como:

1. Un acuerdo de esos países con el FMI. Este es rechazado por Alemania y Francia porque se interpretaría como una incapacidad de los países de la Euro-Zona para arreglar sus propios problemas.

2.  Se ha considerado la creación de un Fondo Monetario Europeo con capacidades similares de reajuste y penalidades del FMI; pero hay diferencia en cuanto a su implementación, y lo que llevaría un buen tiempo cuando se necesita de medidas  rápidas; la misma también requeriría de una modificación del tratado de Lisboa.

3. Una acción de salvamento por parte de los otros países, especialmente, por Alemania y Francia, en la que se impondría severos controles y penalidades que hagan muy costosos el acceso a estos por parte de los países con problemas. Esta solución tiene fuerte oposición pública en Alemania.

Es evidente que los países de la Euro-Zona, especialmente Alemania y Francia, tendrán que tomar –en un plazo corto- medidas para evitar la quiebra de Grecia y la posibilidad de contagio que dañaría, extraordinariamente, su imagen. Ahora, cualquiera que sea la modalidad que se adopte, los ajustes requerirán cerca de tres años. Por otra parte,  la economía Alemana tendría que ajustarse en sentido contrario: aumentar fuertemente su consumo reduciendo de esa forma, parcialmente, sus extraordinarias exportaciones a los países del sur de la Euro-Zona. En otras palabras, se necesitará de un proceso de reingeniería drástico, complejo y socialmente difícil. Es por ello, que el FMI proyecta apenas un 1% de crecimiento en el 2010 (España, tan importante para nuestro país, tendrá en ese año un descrecimiento de 0.7%) y 2011 para la Euro-Zona con el serio efecto que este mínimo crecimiento generaría en el desempeño de la economía mundial.

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