¿Qué están esperando?

¿Qué están esperando?

Decir lo obvio, que lo ocurrido en San Pedro de  Macorís, donde dos locutores fueron asesinados a balazos,  uno de ellos mientras transmitía  en vivo, es una muestra del irrespirable clima de inseguridad en que vivimos no es suficiente. Tampoco recordar que esa inseguridad, producto  fundamentalmente de la desbordada delincuencia, es  la principal preocupación de los ciudadanos, tal y como señala la mas reciente encuesta Galllup–Hoy. Y la razón es sencilla: en el punto en el que nos encontramos no tiene sentido ni utilidad práctica seguir repitiendo  lo que ya sabemos y, mucho menos, continuar  haciendo lo que hasta ahora hemos estado haciendo para enfrentar el problema si resulta evidente que no ha dado resultados, llámese Barrio Seguro, Plan de Seguridad Democrática o Vivir Tranquilo. Lo que nos está diciendo el doble crimen de San Pedro de Macorís, si acaso  no le dimos la lectura correcta a los hechos delictivos protagonizados por John Percival Matos y su banda, es que en materia de delincuencia y criminalidad hemos pasado al siguiente nivel, y lo mas lamentable es que  nuestras autoridades dan la impresión de no haberse enterado de la novedad o, peor todavía, de no estar en condiciones de dar la respuesta apropiada a ese peligroso escalamiento. Según lo que declaró el 12 de enero pasado  el mayor general Rubén Darío Paulino Sem, Ministro de Defensa, el gobierno todavía no tiene “estructurado”  el nuevo  plan  de seguridad ciudadana. Pero lo publicado entonces no entra en detalles ni explica qué es lo que tanto estructuran en el Gobierno ni qué  están esperando para ponerse manos a lo obra, lo que deja en el aire la inquietante sensación de que se  le agotaron las opciones  y  solo pueden ofrecer mas de lo mismo.

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