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Todas sabemos que migrar del alisado al cabello natural no es una tarea fácil. Primero porque ya estamos acostumbradas a las técnicas de cuidado del cabello alisado, que difieren en cierta manera de como se cuida el cabello natural. Pero si ya tomaste la decisión de no usar químicos dañinos en tu cabello y no sabes por dónde empezar, estas recomendaciones te serán de mucha utilidad.

Comencemos con el agua.  Existe la creencia de que si mojamos nuestro cabello muy a menudo va a dañarse. Es posible que esta teoría sea válida para el cabello alisado, pero el cabello natural adora el agua. Incluso una de mis rutinas diarias es echar agua en mi cabello con un atomizador antes de peinar para hidratar y reactivar mis rizos. El cabello rizado y crespo necesita una hidratación extra, pues en su mayoría tiende a ser seco. Asegúrate de no usar bandas de goma  mientras está mojado, pues éstas pueden partirlo.

Co-lavado.  Esta técnica puede ser la respuesta a muchas de tus preguntas. Consiste en lavar el cabello con acondicionador en vez de champú. La mayoría de los champús que usamos contienen sulfato que reseca nuestro cabello, el co-lavado es una opción si quieres lavar tu cabello entre semana o simplemente quieres cambiar la técnica de limpieza. Divide el cabello en secciones, desenrédalo y masajea el cuero cabelludo para limpiarlo… ¡con esto has hecho tu rutina de lavar y acondicionar en un solo paso! Asegúrate de enjuagar muy bien cuando termines para no dejar residuos.

Vinagre de manzana.  Hablando de residuos, el vinagre de manzana es un excelente limpiador, elimina los residuos de productos acumulados y ayuda a prevenir la caspa. Mezcla una parte de vinagre de manzana con 3 partes de agua tibia y úsalo para lavar tu cabello masajeando el cuero cabelludo con la yema de los dedos. Al final,  enjuaga y acondiciona como de costumbre. Puedes usar esta técnica antes de un tratamiento profundo para asegurar que éste penetre bien en tu pelo… y no te preocupes por el olor, pues desaparece una vez lo enjuagas. Este es un enjuague que puedes hacer cada dos semanas.

Dividir el cabello antes de desenredar.  El cabello rizado  tiende a ser fino, y mientras más enroscado sea, más fino puede ser, por lo que dividirlo para desenredarlo es una opción que facilita esta tarea y evita partirlo. Desenreda de la punta a la raíz y verás cómo algo que te tomaba una hora en hacer, te toma sólo unos minutos. También debes dividir el cabello cuando aplicas cualquier tipo de producto para   asegurarte de que lo estás distribuyendo bien en toda la cabeza y no solo en la superficie.

La funda de almohada.  ¿Ustedes se han fijado que el algodón es una tela conocida por ser muy buen absorbente? Pues sí, esa gran cualidad lo hace enemigo para nuestro cabello y a veces para nuestra piel. Dormir con una funda de almohada de satén nos ayudará a eliminar el “frizz” del cabello, evitará que se reseque y enrede e incluso ayudará a nuestra piel a no perder su hidratación y aceites naturales. Si no tienes una funda de almohada de satén puedes optar por un pañuelo de este mismo material y envolver la almohada. Los resultados se notarán en la primera noche.

Aceites.  Estos son asequibles y efectivos, puedes encontrarlos en tu despensa, como el de oliva y el de coco. Son un ingrediente infalible en la dieta de tu cabello, tanto para alimentar el cuero cabelludo, como para dar fuerza y brillo o para sellar la humectación. Puedes usarlos diariamente, unas cuantas gotas en el cuero cabelludo y masajear, como tratamiento de aceite caliente o mezclarlos con miel para una experiencia súper hidratante. Para sellar, simplemente aplica un poco de aceite luego de tu “leave-in” o acondicionador sin enjuague.

Tratamientos caseros.  Estos son mis favoritos porque son prácticos (en algunos casos) y económicos. Estoy segura que alguna vez cuando eras pequeña viste a tu madre o tía aplicar aguacate, mayonesa, huevo o yogur a su cabello. Cada uno de estos ingredientes nutren y protegen.

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