Qué fácil es equivocarse con Leonel

Qué fácil es equivocarse con Leonel

Leonel Fernández tiene una malísima suerte. No importa que, con poco más de cincuenta años, haya ganado tres veces la Presidencia de la República con más votos que cualquiera otro. Olvidemos que en 1996 presidió el tránsito luego de que el país jubiló a Balaguer.

No contemos que de 2000 a 2004 fue quizás el más prudente y recatado líder de la oposición. Descontemos su brillante gestión de 2004 al 2008, cuando contra toda expectativa, mantuvo la estabilidad, atrajo inversiones foráneas importantes y logró un crecimiento admirable.

Quien lea un diario dominicano hoy, a principios de septiembre, creerá que todas las culpas del estado del país son imputables a Leonel Fernández. La verdad es que Fernández posee un estilo que puede desesperar a quienes, imbuidos de la inmediatez de la digitalización, quieren resultados inmediatos. También, para ser sincero, este Presidente es quizás excesivamente tolerante con sus compañeros de partido que estiman, más perdidos que Charles Augustus Lindbergh y su hijo, que él  sigue siendo uno más del colectivo, olvidan do que ninguno de ellos logra las votaciones que conducen al Palacio Nacional.

Y también, quizás tengan parte de la razón quienes le critiquen un descuido en la aplicación del gasto público en educación y salud. Pero es estúpido atribuirle a Fernández responsabilidad porque su antigua secretaria de Educación nunca entendió que si hay importantes suplidores nacionales de cuadernos y otros útiles escolares, y de  leche para el desayuno escolar, resulta anti-político buscar suplidores foráneos o amarrarse a empresas locales a expensas la ira de los despechados otros suplidores locales.

Igualmente, quien oye las críticas que se hacen a Fernández por el chorro de decretos que viene saliendo desde el 16 de agosto, creería que se anda persiguiendo a dominicanos para obligarles a asumir cualquier puesto, cuanto en verdad para cada puesto hay muchísimos más aspirantes que lo que cualquiera imaginaría. Son incontables más los que quedan esperando que los nombrados. ¿Es eso culpa de Leonel?

Tanta mala suerte tiene Leonel, que hoy el líder de la oposición, a juzgar por las acciones de sus seguidores, es Danilo Medina, cuyos seguidores han logrado más espectaculares denuncias y críticas, que los perredeistas o reformistas imbuidos en sus dramas internos.

La esperanza de quienes creen en Leonel es que él es diferente.

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