¿Qué factores económicos los afectan?

¿Qué factores económicos los afectan?

POR ADOLFO MARTí GUTIÈRREZ
El desempeño del sector bancario de un país depende no sólo de algunos sectores económicos específicos, sino también de la evolución del conjunto de la economía nacional. Y esto es así, porque el sector bancario es el canalizador de los flujos de ahorro financiero que permiten el normal desenvolvimiento de los demás sectores. Por ello, es comprensible que la conducción de la política macroeconómica, especialmente, las políticas monetarias y cambiarias, afecten directamente los balances de los bancos y las estrategias de éstos para adaptarse a tales políticas.

Que un sistema bancario experimente mayor o menor vulnerabilidad ante “choques macroeconómicos” condiciona la habilidad de conducción de las autoridades. La sensibilidad de los balances de los bancos a las variaciones en las tasas de interés (política monetaria y fiscal), la exposición a las modificaciones de la tasa de cambio (política cambiaria), auges crediticios (programas de apertura y liberalización), surgimiento de burbujas especulativas (bienes raíces y mercado de valores), y a la contracción de la demanda agregada, puede limitar las opciones de política y los instrumentos que pueden aplicar las autoridades económicas de un país.

Así, los choques macroeconómicos pueden tomar diferentes formas y afectar la solvencia bancaria por varios caminos.

El escenario de crisis

Para que un país desarrolle una potencial crisis bancaria normalmente deben confluir dos elementos importantes: el amago de un posible choque externo inicial y la existencia de una vulnerabilidad relativa del sistema bancario. Un banco es vulnerable cuando choques, relativamente pequeños a los niveles de ingresos en la economía, a la calidad de los activos o a los niveles de liquidez hacen al banco insolvente o suficientemente poco líquido de modo que su capacidad de honrar compromisos financieros de cortos plazos es puesto en duda.

Dentro de los principales factores considerados como probables fuentes de vulnerabilidad o fragilidad financiera (obviamente aparte del diseño de la política económica y de las expansiones crediticias), se han podido citar la composición y diversificación del sector externo; el endeudamiento en moneda extranjera; el peso relativo del Estado en la propiedad de los bancos; la eficiencia de la supervisión; el desempeño financiero de los intermediarios bancarios; y la distorsión de los incentivos y del riesgo moral.

El diseño de un sistema de indicadores de alerta temprana para la cuantificación de la vulnerabilidad relativa del sistema bancario ante una probable ocurrencia de crisis bancaria, podría fundamentarse sobre la base de tres grupos de análisis principales: i) el macroeconómico, ii) el financiero y iii) el macro-financiero. Cada uno de ellos debe incluir un conjunto de indicadores que permitan visualizar y dar seguimiento a los que se consideran pueden ser los principales elementos que pueden dar origen a problemas sistémicos en la industria bancaria.

Es así que los indicadores macroeconómicos tendrían la finalidad de poder identificar la vulnerabilidad del sistema ante choques de distinta naturaleza a través de un indicador de volatilidad macroeconómica. En tanto, los financieros buscarían, a través de la clasificación de los bancos (de acuerdo con grupos afines), medir el desempeño económico de estos intermediarios sobre todo en lo que se refiere a sus niveles de capitalización y la calidad de sus activos, como fuente de probables áreas de fragilidad en su desempeño. Finalmente, los indicadores macro-financieros buscan analizar la interrelación entre las dos variables anteriores. Es sabido que una decisión para otorgar préstamos riesgosos o invertir en actividades riesgosas incrementará siempre la vulnerabilidad financiera, a menos que exista al mismo tiempo un incremento proporcional en la base de capital del banco. Un incremento en la proporción de préstamos dudosos o préstamos malos también incrementará la vulnerabilidad al reducir el capital disponible para cubrir más pérdidas.

Factores de desempeño

Las crisis bancarias tienen efectos negativos sobre el sistema de pagos, el sector real de la economía y en los depositantes, ya que éstos, en la mayoría de los casos, pierden la totalidad o buena parte (en términos reales) de sus inversiones en el sistema bancario. A nivel microeconómico, algunas de estas características que hacen especiales a estas instituciones tienen que ver con sus niveles de apalancamiento (sacar provecho de una deuda), de liquidez, solvencia, administración del sistema de pagos, nivel de protección de los depositantes, cumplimiento de las normas de regulación y supervisión y con los sistemas de información.

No obstante, la mayoría de las crisis bancarias están precedidas por un deterioro generalizado del ambiente macroeconómico. En gran parte de los países que han pasado por estas crisis, el descenso del producto comienza años antes de la crisis y, durante la crisis, y este descenso aumenta significativamente. Los choques adversos al ingreso doméstico, al reducir la capacidad de pago de los préstamos de los prestatarios, tienen efectos adversos sobre los activos de los bancos y contribuyen a las crisis bancarias. Se puede entender por ello que un incremento del PIB real de un país generalmente reduzca la probabilidad de una crisis bancaria, debido a que los deudores tienen más probabilidad de incumplir con sus obligaciones cuando el crecimiento económico es alto y sus actividades económicas puedan ser más rentables.

Otro factor que puede afectar sensiblemente al sistema bancario de un país son los llamados choques del tipo de cambio. La devaluación de la moneda hace que las obligaciones en monedas extranjeras sean más caras, llevando a los bancos a una crisis con significativos riesgos de tipos de cambio. El riesgo del tipo de cambio se puede definir como la probabilidad de pérdida asociada con una apreciación/depreciación de la moneda local en relación con una extranjera. La probabilidad de apreciación/depreciación está relacionada con la volatilidad de tipo de cambio y la eficiencia del mercado cambiario. Es importante reconocer que el régimen de políticas operando al momento del choque macroeconómico afectará la probabilidad de que el choque se transforme en crisis bancaria. Un ejemplo particularmente importante del rol de regímenes de tipo de cambio alternativos se da al considerar un choque externo adverso que reduzca la capacidad de los prestatarios domésticos de pagar su deuda con el sistema bancario. Si el choque es grande y el sistema bancario frágil, los bancos se van a ver incapacitados de llevar las deudas a un nivel realista sin hacerse ellos mismos insolventes, porque son incapaces al mismo tiempo de reducir el valor real de sus pasivos. Pero si nada se hace, los depositantes pueden empezar a irse de los ahora precariamente situados bancos, creando una situación altamente desestabilizadora amenazando tanto el sistema bancario como el régimen de tipo de cambio.

En busca de una estabilización de los niveles de precios, muchos países ponen un tipo de cambio fijo a una moneda extranjera fuerte con niveles bajos de inflación. Aunque este régimen resulta exitoso paran controlar la inflación, esta estrategia puede muchas veces conllevar a una probable crisis financiera. Con un tipo de cambio fijo, si la moneda local se deprecia, la tasa de interés subiría dramáticamente, lo que resulta en un deterioro de la balanza de pagos de los bancos, llevando al país a una crisis financiera de gran escala. Bajo un régimen de tipo de cambio flotante, si bien el choque externo adverso conduce a una depreciación del tipo de cambio, automáticamente reduce el valor real de los activos del sistema bancario a los niveles realistas que pueden ser pagados, bajando al mismo tiempo el valor real de los pasivos. El punto principal es que en un sistema financiero frágil, los choques externos son más propensos a crear crisis bancarias bajo un régimen de tipo de cambio fijo que bajo un régimen de tipo de cambio flotante.

Se ha demostrado también que la rápida expansión del crédito de un país crea problemas de información e incentivos para los bancos que conducen al deterioro de la cartera de préstamos y a un incremento en la vulnerabilidad financiera. La idea clave es que, cuando el sistema bancario como un todo se está expandiendo rápidamente, es muy difícil para los banqueros obtener información acerca de si los clientes son dignos de crédito. Esto se debe a que los “booms” crediticios tienden a tomar lugar durante periodos de expansión macroeconómica, cuando los prestatarios son transitoriamente muy rentables y, por tanto, líquidos. En adición, la velocidad en que las carteras de crédito crecen durante un auge crediticio puede por si mismo empeorar el problema de información que confrontan los banqueros. Durante la crisis y en los años que la preceden, el crecimiento crediticio disminuye progresivamente. Por ello, altos niveles de crecimiento crediticio pueden servir de indicador de predicción de una crisis bancaria (los años en que ocurren las crisis tienen como característica bajos niveles de crédito en relación con el producto).  

Igualmente, los choque macroeconómicos pueden afectar la demanda por depósitos y otros pasivos bancarios, y por consiguiente la habilidad de los bancos de respaldar su cartera de crédito. La demanda de depósitos puede contraerse por un incremento en la depreciación esperada, tal vez asociada con una balanza de pagos o tipo de cambio real insostenible. Cualquiera sea la causa, un brusco decrecimiento en la demanda de depósitos o en la habilidad de los bancos domésticos de prestar en el extranjero reducirán severamente la liquidez del sistema bancario. Para restablecer su liquidez, los bancos se verán forzados a vender sus activos si es posible, o reducir el tamaño de su cartera de crédito fallando en renovar los créditos a medida que estos vencen. Pero un repentino retiro de créditos es extremadamente desestabilizador para el sector privado no financiero, y puede conllevar a contracciones empresariales severas, con grandes efectos adversos en la calidad de las carteras de crédito de los bancos.

El autor es economista y profesor universitario. E-Mail: adolfomarti@verizon.net.do

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