Publiqué hace ya casi un año, en esta misma columna, una serie de artículos analizando varios logos de empresas importantes del país, y finalicé con mi Decálogo del Logo. En ellos mostraba que el actual del BHD es una copia fiel de otro registrado en el libro de los mejores del mundo, y del cual poseo un ejemplar.
Ahora, hace ya unos meses que el Banco de Reservas ha cambiado su línea de comunicación, incluyendo los colores, el logo, el lenguaje de su publicidad y el slogan mismo. Pues resulta que con él pasa algo curioso. He oído decir que fue mandado a hacer fuera y que se pagaron muy buenos dólares por el mismo. Pero eso no es lo más importante. Lo más importante es que el logo no es original, que es una variación de un logo de otra compañía, y en lo cual tuvieron tan poca imaginación que conserva los colores originales y casi la misma curvatura. Sólo varía fundamentalmente en la posición del mismo.
Son de los chascos que se llevan casi siempre los dominicanos que no confían mucho en el talento dominicano y se van al extranjero en busca de lana, y regresan trasquilados, como dice el viejo e inteligente refrán popular. Resulta que hay una compañía que se llama Amanco, que se dedica a vender tubos para agua, y que patrocina algunos programas de CNN en Español, y cuando yo veía las noticias un día observé su logo, que es casi el mismo nuevo logo de Banreservas. Con el color verde eléctrico, el azul fuerte y la curva que viene desde arriba hasta la palabra Amanco. La única diferencia es en que en vez de venir desde abajo, como ocurre con el de Banreservas, viene desde arriba. Pero la idea y ejecución es la misma.
Me fui a internet y escribí el buscador google la palabra Amanco, y encontré la confirmación de todo: que es una empresa cuya principal oficina está en México, que su slogan es «No. 1 en Latinoamérica en tubosistemas,», y otras informaciones.
Más que dominicano, es un mal latinoamericano, pues, como decía Cortázar, es una falencia cultural congénita aunque curable que nos viene desde la colonia. Y no es que estemos proponiendo que algo sea malo o bueno porque sea extranjero o nuestro, sino que debemos calificar cada hecho, idea o planteamiento, con mentalidad libre que nos dejará ver si algo está bien o mal con la menor cantidad posible de prejuicios. Y a darnos la oportunidad de mostrar que tenemos el talento para hacer cosas buenas, aún con las limitaciones materiales propias de nuestro estadio de desarrollo.
Algo gracioso ocurrió con Helados Bon. Cuando yo fui a trabajar a una publicitaria que le manejaba la imagen a dicha marca, les dije a los dueños: «Pero Bon no tiene logo, porque su logo es una barquilla. Y se sabe que el logo de un producto no debe ser el producto mismo. Debe ser algo alegórico, simbólico, que nos remita a una imagen idealizada, mística y mítica del mismo.» Me dijeron que no tocara esa tecla. Que dejara eso así.
Luego, según me cuentan, mandó Bon a producir un comercial a Puerto Rico, y los expertos en producción de spots de tv, observaron lo mismo que yo. Que eso no era propiamente un logo. Pues propusieron uno, por cierto muy bueno, y ese es el que actualmente tiene Bon. De modo que la primera empresa no consiguió la gloria y el negocio del logo, por no lanzarse a experimentar y cuestionar, por no seguir el gran aserto que escribió Hugo: «Todas las conquistas sublimes son un premio del atrevimiento».
Llegar a descubrir estas cosas es una de las ventajas otorgadas por la globalización, que ha producido una democracia informativa mundial, permitiendo a todo el mundo conocer lo que hace todo el mundo.
Ya no pueden venirnos, como en los años 60 y 70, con copias de anuncios, slogans, logos, etc. de otras zonas del mundo, porque con facilidad, descubriremos la pifia, como en este caso del Banco de Reservas.