¿Qué ha pasado con las ideas?

¿Qué ha pasado con las ideas?

Leemos en la Ideología Germánica de Marx-Engels que «Las ideas de la clase dirigente son, en cada época, las ideas dirigentes». Sólo dejan de serlo, añado yo, cuando las clases dominadas entran en períodos revolucionarios, en vías de convertir sus ideas en ideas dominantes y dirigentes.

Aquí, en la República Dominicana, hemos pasado por muchos períodos revolucionarios, por muchas «revoluciones» que han dejado las ideas dirigentes donde mismo estaban: destinadas al beneficio de unos pocos al precio de la miseria de las mayorías. Viene a ser algo así como aquella ingeniosa broma chilena acerca de las bondades de cierto medicamento: «Te cura, te sana, te alimenta/y te deja como te encuentra».,

Cambios van y cambios vienen y, con la diferencia de que tenemos una democracia que permite elegir mandatarios y también que podamos manifestar libremente nuestras opiniones, por otra parte, todo sigue igual… o peor.

Y eso tiene dentro, como veneno dentro de una cánula, la nostalgia por las claridades y disciplinas que constituían la parte positiva de la cruel dictadura de Trujillo que, por fortuna, parece ser algo irrepetible.

Ya sabemos que todo mal tiene su bien, y todo bien tiene su mal. Lamentable error es haber abandonado lo que de bueno tuvo la siniestra Era, que se puede resumir en la obligada disciplina que hacía que la Escuela Pública abarcando la Universidad, fuesen notablemente eficientes, que los hospitales públicos estuviesen cuidadosamente atendidos, pulcros y eficaces, las ciudades estuviesen limpias, los monumentos cuidados, los símbolos patrios respetados, y todo el país atendido. Se puede argumentar que la población nacional era exigua y podía ser vigilada, que por tal motivo ni la electricidad ni el agua potable faltaban donde existían esos servicios, las casas no necesitaban estar encerradas con rejas por la eficiencia policial y por los juegos pesados de Ripley y Ludovino Fernández con los ladrones.

Ciertamente fue aquel un interminable tiempo de opresión abominable, y no debemos permitir que graves descuidos (si lo son) en tiempos de democracia y ya entrado el siglo 21, creen nostalgias por los aspectos positivos de algo tan atroz como un régimen dictatorial.

Si bien las ideas de la clase dirigente son, en cada época, las ideas dirigentes, cabe preguntarse ¿es que la clase dirigente carece de ideas buenas? ¿Qué ha sucedido con las ideas? ¿Qué pasa con la efectiva democracia que implica, además del derecho a la libre expresión y al voto, derechos fundamentales consignados por la Constitución y las leyes sujetas a las Carta Magna?

El ex canciller de Argentina, Dante Caputo, de visita en el país, ha advertido que la desigualdad y la pobreza crean un tremendo agujero en la democracia social, lo cual pone en peligro la estabilidad del sistema en la región.

Es algo sabido. Ya decían nuestros campesinos y también los revolucionarios de profesión que existieron en nuestro pasado republicano que «pa’con jambre no e’pa'». Paz con hambre no es paz.

Tenemos la ilusión y la expectación de que el próximo gobierno del presidente Leonel Fernández, que es hombre de muchas luces, logre sembrar y hacer crecer y fructificar ideas dirigenciales que nos permitan ir saliendo del atolladero.

Tiene tres buenas herramientas: Educación adecuada, disciplina mental y raciocinio demarcador de prioridades.

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