En la Luna el tiempo pasa más rápido que en la Tierra: 58,7 microsegundos cada día.
Puede que esto no parezca mucho, pero tiene un impacto significativo al intentar sincronizar los viajes de las naves espaciales al satélite, especialmente ahora que la carrera espacial no solo se circunscribe a los esfuerzos nacionales, sino también a la competencia entre empresas privadas.
Es por eso que tanto la Casa Blanca como la Agencia Espacial Europea trabajan en el desarrollo de un nuevo sistema horario.
Pero, ¿por qué el tiempo en la Luna pasa más rápido?
No hay un tiempo universal común para todos los astros celestes, de la misma manera en que la fuerza de gravedad no es igual para todos.
En comparación con la Tierra, «la gravedad en la Luna es ligeramente más débil y los relojes funcionan de manera diferente”, dijo la astrónoma Catherine Heymans en el programa Today de BBC Radio 4.
Si pusieran esos relojes en la Luna, dentro de 50 años, correrían un segundo más rápido.
Actualmente, el tiempo se mide en la Tierra mediante cientos de relojes atómicos estacionados alrededor de nuestro planeta que siguen el estado energético cambiante de los átomos para registrar el tiempo hasta el nanosegundo.
Kevin Coggins, representante de comunicaciones y navegación de la NASA, explicó que en ese contexto, «tiene sentido que cuando vas a otro cuerpo, como la Luna o Marte, cada uno tenga su propio latido».
Más gravedad = tiempo más lento
La idea de que el tiempo es relativo viene de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein.
El postulado es que donde la gravedad es más fuerte, el tiempo pasa más despacio.
Y la gravedad es más fuerte a medida que aumenta la masa de un objeto.
Por ejemplo, un recipiente lleno de un material denso, como la roca de granito, tiene más masa y, por tanto, más atracción gravitacional que el mismo recipiente lleno de agua.
En el espacio, la Luna tiene menos masa que la Tierra, por lo tanto, la fuerza gravitacional de la Luna es menor que la de la Tierra.
Eso explica por qué una persona pesa menos en la Luna.
Esta gravedad más débil es la razón por la que tenemos las famosas imágenes de los astronautas del Apolo dando «un salto gigante para la humanidad» en la superficie de la Luna.
Entonces, cuánto más grande sea la masa de un cuerpo, mayor será su gravedad y el tiempo pasará más lento.
En Júpiter, por ejemplo, el tiempo pasa más lento que en la Tierra porque la gravedad es mayor.
Pero en la Luna, el tiempo pasa más rápido porque su fuerza de gravedad es menor.
Las implicaciones de crear una “hora lunar”
La Casa Blanca le ha pedido a la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) que desarrolle una nueva zona horaria para la Luna: se llamaría “Tiempo Lunar Coordinado”.
Su plan es que el nuevo horario les ayude a lograr que los esfuerzos nacionales y privados para llegar a la Luna no vayan por caminos separados.
Sin embargo, no será nada fácil poner de acuerdo a todos los países sobre cómo debería ser este nuevo sistema horario y qué organismo internacional estaría a cargo de coordinarlo.
Actualmente esa labor la cumple la Oficina Internacional de Pesas y Medidas para el tiempo en la Tierra (BIPM, por sus siglas en inglés).
Desde ahí se maneja el “Tiempo Universal Coordinado” que utiliza la Estación Espacial Internacional.
Pero como la carrera espacial está enfocada en la Luna, la definición del tiempo que se utiliza en la Estación Espacial Internacional no sería la más adecuada, según señalan expertos.
Otro elemento sobre el que los países tendrán que ponerse de acuerdo es sobre dónde comienza el nuevo marco temporal y hasta dónde se extiende.
¿Será que países rivales como China, Rusia o Estados Unidos lograrán ponerse de acuerdo en una nueva “hora lunar”?
No parece tan simple en medio de las tensiones geopolíticas a las que están sometidas las relaciones internacionales.
La meta de llegar el 2026 con una misión tripulada
Estados Unidos quiere que su nuevo horario lunar esté listo para 2026, justo a tiempo para su misión tripulada a la Luna.
Artemis-3 será la primera misión en regresar a la superficie de la Luna desde el Apolo 17 en 1972. Está previsto que aterrice en el polo sur lunar, que se cree contiene grandes reservas de hielo de agua en cráteres que nunca ven la luz del sol.
Localizar y dirigir esta misión requiere una precisión extrema de hasta nanosegundos, dado que cualquier error de cálculo podría hacer que las naves espaciales entren en órbitas equivocadas y colisionen.
Si no se coordina el tiempo lunar entre los países y las empresas privadas que tienen previsto descender al satélite, pueden surgir nuevos desafíos que, además de disminuir las posibilidades de éxito de las misiones, interfieran con el envío de datos y la comunicación entre naves espaciales, satélites y la Tierra.