¿Qué se siente cuando uno juega en una cancha que el contrario se atribuye la propiedad, que el pretendido dueño tiene la facultad de nombrar el árbitro, dictar las reglas de juego, marcar el terreno para determinar un área de juego que le favorece, que prohíbe a los fanáticos vivar a los contrarios porque posee los medios de comunicación o los domina con dinero, presiones y otras malas artes?
La pregunta la puede responder usted, sus familiares, sus vecinos, todo el pueblo dominicano que vive bajo un gobierno que lo tiene todo, que lo maneja todo para su beneficio, que actúa como soberano sin tener que dar cuenta cierta y verdadera por sus actos y decisiones.
¿Está usted satisfecho de saber que el gobierno tiene todos los poderes del Estado en sus manos sin que haya oposición a sus actuaciones?
Lo que ocurre en la República Dominicana de hoy es responsabilidad de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, los cuales se han apropiado de todas las instancias del poder y actúan con un desprecio olímpico contra las críticas que lo cuestionan y contra los derechos de la minoría, que no pueden ser reconocidos porque la soberbia ciega.
Las reglas de juego de la democracia son desconocidas. Por dondequiera que uno asoma la cabeza hay un cancerbero que puede ser juez, fiscal, funcionario de cualquier nivel que se siente con el poder, y lo ejerce, que le permite actuar con absoluta impunidad. De ahí que se cometan tantos desaguisados por parte de funcionarios de nivel medio que uno piensa y quiere estar e lo cierto que esas actuaciones deben ser de conocimiento de alguna instancia del gobierno.
Por supuesto, el gobierno tiene muchas aristas y sólo una gran dosis de perseverancia y voluntad política puede enderezar el rumbo, porque es incierto que árbol que crece torcido jamás sus ramas endereza. El crecimiento de los árboles se corrija cuando comienzan a crecer podando las ramas para que se dirija hacia arriba o hacia los lados. Si el árbol creció de manera inconveniente lo que procede es cortar las ramas impertinentes o talar el árbol para que no siga haciendo daño al bosque.
Se requiere pues, de una gran coherencia política que sume a todos aquellos que sabemos que el país está mal conducido y que hay que voltear el rumbo actual, que nos conduce al abismo.
Los aplicados discípulos de Joaquín Balaguer en el manejo dictatorial del gobierno, son los únicos responsables de los problemas políticos, económicos y sociales.
La bola, pues, está en la cancha del gobierno, es al Presidente Danilo Medina a quien le corresponde dirigir sus correligionarios para enderezar el país hacia la democracia que hemos perdido por malas artes.