Después de este largo asueto de Semana Santa, la vida vuelve a la normalidad, y con los afanes de cada día, regresan a nuestra mente las preocupaciones que nos inquietaban y que habíamos dejado atrás. Pero quizá precisamente por haber pasado esta etapa de reflexión, ahora vemos las cosas diferentes.
Y es que preocuparse no es tan productivo, especialmente ante situaciones que no están en nuestro control. Lo importante es ocuparse, saber cómo enfrentar las situaciones en caso de necesidad.
Esto se aplica específicamente al caso de los terremotos, pues la posibilidad de sismos inquieta, especialmente después de los ocurridos en Haití y -más recientemente- en Chile.
Para retomar este asunto de la manera más productiva e informada posible ¡Vivir! entrevistó geólogo ambientalista Osiris de León, quien consciente del riesgo de terremoto que tiene República Dominicana, ofrece orientación sobre las medidas a tomar ante esta eventualidad.
Vivimos en una isla de muy alto riesgo sísmico. Desde 1562 hasta este año 2010 hemos sufrido siete devastadores terremotos, que causaron la destrucción de Santiago, La Vega, Cabo Haitiano y, el más reciente, Puerto Príncipe. Vista esa realidad sísmica de la isla Hispaniola, creo que a nadie le cabe dudas de que en el futuro vamos a seguir sufriendo terremotos, explica Osiris de León.
¿Qué hacer? La idea no es alarmarse, sino prepararse, tomar medidas al respecto. Si estamos conscientes como sociedad de que estamos expuestos a los riesgos de los terremotos y que cada 50, 60 ó 70 años se repite un terremoto de magnitud igual o superior a 7 en la escala de Richter, lo más natural es que la sociedad dominicana se prepare para enfrentar un próximo terremoto.
El geólogo ambientalista explica que saber esto debe llevarnos, como sociedad, a adoptar un patrón de preparación y esta guía debe iniciar desde el hogar sabiendo qué hacer como familia, cómo educar a nuestros hijos para que sepan cómo actuar a la hora en que se produzca un terremoto, porque el sismo va a llegar todo es cuestión de tiempo.
Los terremotos son impredecibles en términos de fecha precisa, pero predecibles en términos de ocurrencia, dice el experto. Dondequiera que hay interacción entre dos placas tectónicas, tarde o temprano se producirá un sismo, y si sabe qué hacer tiene más posibilidades de salvar lo más preciado: su vida y la de su familia.
Comenzar identificando las áreas menos vulnerables en el hogar, es comenzar a prepararnos. Al educar a nuestros hijos diciéndoles cuáles son los lugares seguros dentro de la habitación, la cocina, la sala, el baño, ya estamos tomando providencias, sostuvo.
El ingeniero hizo énfasis en que si está en la casa a la hora de ocurrencia de un sismo, no debe salir corriendo, sino identificar el espacio más seguro y resguardarse allí.
Si está en la sala, identifique el mueble o la butaca más rígida, más fuerte, y acuéstese en el piso al lado de ella; si se encuentra en la habitación, lo correcto es bajarse de la cama y échese al lado, nunca debajo, porque al caer la loza sobre la cama se formará un vacío y si usted está al lado salvará la vida, explica.
Si está bañándose, no salga corriendo ni se quede dentro de la bañera; salga de ella y acuéstese al lado, pues generalmente la bañera mide un pie de altura y allí se forma el triángulo de vacío y de ese modo va a estar protegido en ese piso.
Si está en la oficina, lo mejor es acostarse en el piso al lado del escritorio de forma tal que si el techo cae lo haga encima del escritorio y esto le proteja; si va en el vehículo, lo correcto no es salir, sino estacionarse a la derecha y quedarse dentro del vehículo, acostado, cubriéndose la cabeza con las manos, señaló el experto.
Visto lo que pasó en Haití, debemos mirarnos en ese espejo y planificar qué vamos a hacer como sociedad para que el día que venga un sismo nos encuentre preparados.
Cómo se hace el triángulo de vacío
Educación
El triángulo de vacío salva vidas y hay que educar más a la población sobre esto. Al caer el techo o una pared sobre un objeto, éste deja un espacio vacío en forma de triángulo entre el suelo y el objeto encima del cual cae. A eso se le llama triángulo de vida o vacío, explicó el arquitecto Osiris de León.
Si cada quien sabe identificar un triángulo de vacío, se pueden salvar muchas vidas.
El experto considera que si comenzamos la educación sísmica en la familia será mucho más fácil tener una educación sísmica colectiva, como sociedad. Si cada persona entiende primero el riesgo, segundo el potencial, tercero el efecto y cuarto, la respuesta que produce una edificación en función del suelo, se podrá adoptar una cultura sísmica que permitirá salvar vidas y propiedades. También se puede educar a través de las escuelas, pues los maestros pueden enseñar lo que es el triángulo de vacío. Se debería impulsar una ley en el Congreso que obligue a las escuelas a incluir una asignatura que se llame Riesgo Sísmico y Desastres Naturales. Abogó para que el Gobierno lance una campaña educativa sobre el riesgo sísmico que enseñe a la gente qué hacer en esos casos.
Informó que los edificios levantados sobre suelos arcillosos o arenosos tienen mal comportamiento en oposición a los levantados sobre rocas, que se comportan bien en caso de sismos. Tomar esto en cuenta puede minimizar los daños que produce el terremoto, pero para esto hay que hacer conciencia del riesgo de los sismos y de su efecto negativo sobre edificaciones en suelos arcillosos o arenosos.
Recomienda comprometer a las compañías constructoras a que vendan edificaciones aseguradas contra terremotos; esto las obligaría a realizar estudios dinámicos del suelo y hacer el diseño de la edificación en función del comportamiento del suelo.