¿Qué hacer con los niños adictos a los videojuegos y las computadoras?

¿Qué hacer con los niños adictos a los videojuegos y las computadoras?<BR>

Hace unos años escribí por este mismo medio un artículo titulado “Patológicamente adictos…” del cual he recibido, por parte de uno de mis fieles lectores, la solicitud de enfatizar en ciertos puntos, lo cual muy amablemente haré en esta ocasión.

Y con este tema, abordaba el caso de los niños con respecto a los videojuegos y las computadoras. En el que señalé el notable crecimiento que se ha observado en los últimos años sobre esta dependencia a las consolas, móviles, ordenadores, etc. Ya que una porción significativa de los jugadores jóvenes de videojuegos (un 8.5 por ciento) exhibe señales de adicción a los juegos.

Y es que me refiero a esos casos, en los que podemos decir que el niño no solo está jugando mucho, sino que ya sus juegos interfieren con el rendimiento escolar, trastornan la interacción con familiares y amigos, y conllevan problemas de salud.

Yo diría que lo primero está, en nosotros como padres, aprender a ofrecerles disímiles alternativas de ocio, llenar la vida de nuestros hijos con actividades sanas: los juegos de razonamiento, como rompecabezas, encajados, dominó, los bloques y la masilla para desarrollarles su creatividad, la pintura, los libros, la música, los deportes; pero no prohibirle ni criticarle que sólo piense en jugar, son niños. Lo que debemos tener presente es que los mejores juegos para los niños son los que potencian su desarrollo y aprendizaje. Y si pueden compartirlos con alguien, mucho mejor. Su rol principal  es tratar de aplazar el uso de los videojuegos, puesto que últimas investigaciones han revelado que mientras más pequeños sean los niños al ser introducidos a este tipo de juegos, más tienden a ser dominados por ellos. Pero cuando ya decida dárselos, no lo haga para que tan solo le dé un momento de tranquilidad, sino para aprovechar más el tiempo con él y supervisar los juegos que use y averiguar cuáles y por qué le atraen tanto. Debemos controlar el tiempo que dedica delante de la pantallita para lograr un equilibrio con el resto de sus tareas.

Es necesario que nosotros como padres o tutores, creemos un sistema en el que los niños puedan ganar el privilegio de jugar vídeo. Y fije límites al tiempo de juego. Después de cada hora de juego de vídeo, resulta conveniente solicitar al niño que realice un ‘salto a la realidad’ para discutir brevemente con un miembro de la familia o un amigo cualquier cosa que esté sucediendo en casa o en el colegio.  De esta manera no estará tan enfocado en el mundo de fantasía de los juegos. Aproveche estos momentos para convertir la ocasión en algo social. Puede invitar a los amigos de su hijo a jugar con él al vídeo, para que no juegue consigo mismo.   O incluso, puede el padre/madre jugar con el hijo para que pueda conocer de qué se trata cada juego y sepa de lo que le habla su hijo.  Puede preguntarle lo que le gusta, y así podrá orientarlo para que prefiera los juegos más positivos y menos violentos.

Debido a que los vídeos juegos proporcionan poder a los niños, los padres pueden ayudarle a sentirse, también, importantes mediante actividades interactivas que le den poder a su hijo a través de la participación y el aprendizaje. 

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