Ante la ruptura de una relación de pareja, sabemos cómo comportarnos y qué sentiremos, pero no tanto así ante el fin de una amistad. Javier Hirschfeld/BBC
En la primavera de 2019 rompí por primera vez una amistad. Terminó con una discusión amarga, lágrimas, frustración y no hemos vuelto a hablarnos desde entonces. Durante mucho tiempo lamenté la pérdida de esa amistad. Incluso ahora, más de cinco años después, a veces me descubro soñando con ella y me pregunto si alguna vez volveremos a conectarnos. Sin embargo, también he hecho las paces con la ambigüedad: fue una gran amistad durante el tiempo que duró.
Por coincidencia, mi primera relación romántica terminó cinco meses después. Me resultó mucho más fácil hablar de ello: años de música, películas y libros sobre el desamor me habían preparado bien.
Desde entonces, he descubierto que la disolución de una amistad es un tema menos discutido que el fin de una relación romántica.
Históricamente, las amistades han recibido menos atención de los investigadores que otros tipos de relaciones, a pesar de estar asociadas con beneficios a largo plazo para la salud , el bienestar y la satisfacción vital.
«La gente quizá se sorprenda de que los investigadores recién comencemos a considerar cómo pueden terminar las amistades. El trabajo de campo sobre esto realmente recién está comenzando», dice.
Al ser un tema menos comentado, Vieth apunta que la gente puede sentirse más insegura en las rupturas de amistades, no saben cómo manejarlas, ni las emociones que generan.
«No hay guiones normativos sobre cómo terminar una amistad».
¿Amigos para siempre?
Nuestro primer vínculo son nuestros padres o las personas que nos crían, pero, al entrar en la adolescencia, son nuestros iguales, dando mayor prioridad a la aceptación social y a la posición social, dice Kaitlin Flannery, profesora adjunta de psicología en el State University of New York College, Cortland.
«Los amigos nos ayudan a dar forma a nuestra identidad a lo largo de nuestra vida. Son una suerte de espejo y de guía. A la vez, queremos su validación. Y ahí es donde las amistades empiezan a convertirse en fuentes esenciales de apoyo social, pero también de diversión y compañerismo», apunta.
Vieth señala que en sus etapas iniciales, la amistad se construye sobre la similitud y la proximidad.
Gran parte de la investigación sobre la ruptura de amistades se ha centrado en niños y adolescentes, una edad en la que es bastante común que las amistades se rompan.
En la investigación de Flannery, que analizó una muestra de 354 estudiantes de secundaria (normalmente de entre 11 y 14 años), el 86% dijo que recientemente habían terminado una amistad.
La mayoría lo atribuyó a un conflicto o una traición a la confianza. Otros, a la falta de apoyo de los amigos, o que sentían que no estaban recibiendo lo que necesitaban de sus amigos, por ejemplo, compañía, o que ya no se divertían juntos.
Según se informa, las rupturas de amistades provocaron emociones complejas en los estudiantes de secundaria, incluida la tristeza, pero también la felicidad y el alivio, dependiendo de por qué se produjo la disolución, cómo terminó y quién «rompió».
En algunos casos, las amistades simplemente se «degradan» de la condición de mejores amigos a «buenos» amigos.
«Creo que es importante reconocer que las rupturas de amistades son parte de la vida y algo muy natural», dice Vieth. «No se trata de la cantidad de amigos que tengas, sino de la cercanía y la receptividad de esos amigos».
No todas las rupturas de amistades son dolorosas y dramáticas. A veces, el vínculo puede simplemente desvanecerse.
En un estudio de la década de 1980 sobre 90 adultos de entre 20 y 28 años, las cinco razones más comunes citadas para el final de una amistad del mismo sexo fueron: menor proximidad física; ya no gustarle el amigo; menor interacción; interferencia de otras relaciones, como una cita o un matrimonio; y amistades que se esfuman de forma natural.
La proximidad afectó más a las amistades casuales, mientras que las amistades cercanas y las mejores amistades tenían más probabilidades de terminar por una menor interacción o interferencia de otras relaciones.
Pero las amistades sólidas pueden sobrevivir y adaptarse a esos cambios de la vida, según muestran las investigaciones.
«Siempre que analizo la disolución de una amistad, lo que saco en claro es que hay ciertos aspectos de la vida que pueden afectar a las amistades, pero también hay muchos ejemplos de amistades que han podido soportar esos cambios de la vida y volverse más cercanas», afirma Vieth.
La desventaja de los mejores amigos para siempre
El género también influye en lo que esperamos de nuestras amistades y por qué pueden terminar.
Las encuestas realizadas a adultos estadounidenses revelan que la mayoría (66%) dice que todos o la mayoría de sus amigos cercanos son del mismo género que ellos, aunque las mujeres son más propensas a decir esto que los hombres (71% frente a 61%).
En la escuela secundaria, la amistad entre chicas tiende a intensificarse en torno al apoyo psicológico y la cercanía, mientras que las amistades entre chicos tienden a basarse en aspectos recreativos.
Otra gran diferencia de género es el contexto en que se forman las amistades: en parejas o en grupos.
Las mujeres suelen tener múltiples amistades íntimas, individuales. Los amigos hombres tienden a tener una red más densa, donde todos sus amigos son amigos entre sí.
Por ello, el mantenimiento de la amistad puede variar entre los hombres, mientras que a las mujeres les cuesta más energía mantener amistades individuales, dice Flannery.
Esto también genera que los conflictos en amistades entre mujeres puedan ser más problemáticos.
«Tienden a exigir a sus amigas estándares más altos en términos de lealtad y apoyo emocional… Y suelen decir que se sienten más tristes, más solas, reflexionaban más y estaban más estresadas después de la disolución de una amistad que los niños», dice Flannery.
Las investigaciones sobre resolución de conflictos sugieren que las mujeres tardan más que los hombres en reconciliarse con sus amigos después de una discusión y que el enojo que sienten tarda más en disiparse.
Las razones por las que terminan las amistades también pueden ser diferentes para hombres y mujeres.
En un estudio de estudiantes de la Universidad del Medio Oeste de Estados Unidos, la separación física tenía más probabilidades de provocar la disolución de las amistades de los hombres, mientras que las citas o el matrimonio tenían más probabilidades de interferir en las amistades de las mujeres.
Cuando terminar una amistad puede ser algo bueno
Entonces, ¿debemos aferrarnos a nuestros viejos amigos, confiando en que algún día volveremos a ser cercanos a ellos? No necesariamente, dicen Vieth y Flannery.
A veces, puede ser mejor dejar ir.
Por ejemplo, terminar una amistad tóxica puede mejorar nuestro bienestar.
«A veces, realmente idealizamos demasiado las amistades y no todas ayudan de manera positiva. La mayoría tienen grandes beneficios, pero debemos elegir amigos que nos ayuden”, explica Flannery.
Hay amistades que pueden hacernos sentir bien; otros nos dejan cansados y agotados.
Pero terminar una amistad de modo consciente puede traer otro desafío: cómo dejarla ir sin lastimarla.
Un método controvertido pero común es el ghosting, ya conocido en el mundo de las citas y que consiste en desaparecer para evitar la confrontación. Ahora se ha convertido en una herramienta común para terminar amistades.
En un estudio realizado con jóvenes de entre 18 y 25 años se preguntó a la gente los motivos para dejar de lado a un amigo.
Las motivaciones fueron: amistad tóxica, pérdida de interés, encontrarlo molesto, autoconservación y haber sobrepasado unos límites.
A pesar de que la duración de la amistad era importante en muchos casos, esto nos les impedía convertirse en una suerte de «fantasmas graduales», es decir, se alejaban poco a poco de esta amistad, en lugar de tener un final abrupto.
La táctica dejó a los amigos rechazados con una sensación de «tristeza, frustración y dolor».
Sin embargo, quienes la llevaron a cabo, lo sintieron como un mecanismo de defensa contra una mala amistad y no sintieron que una confrontación pudiera ayudar.
Vieth sugiere otro camino, quizás mejor, a seguir: aprender lo que se necesita para mantener y mejorar una amistad, y cómo lidiar con los conflictos y la confrontación.
«Creo que muchas personas tienen la mentalidad de estar dispuestas a resolver los conflictos en las relaciones románticas, porque es algo que todos reconocemos que es inevitable», afirma.
Pero cuando se trata de amistades, queremos que todo se resuelva de modo natural y nos damos por vencidos si no es así.
«Mucha gente piensa que las relaciones deberían ser fáciles y aportar mucha alegría, diversión y risas. Y eso es cierto, pero esto tal vez lleve a la idea de que a veces no vale la pena resolver los conflictos».
Relaciones románticas y amistades comparten beneficios emocionales similares, como la calidez y la alegría. Pero también una diferencia clave: la relación romántica tiene a una expectativa de monogamia, si bien esto difiere en culturas y personas.
En las amistades «no existe esa expectativa de monogamia, lo que en algunos casos lo hace más complicado porque vemos celos en la amistad», remarca Flannery.
Las amistades no siempre son mutuamente excluyentes. Y puede hacernos sentir incómodos que un amigo muy cercano tenga otra amistad cercana.
Aquí, puede ser útil recordar que se puede tener otros amigos y que eso no tiene que amenazar nuestra amistad.
Aunque la investigación sobre la psicología de la amistad es aún incipiente, estas relaciones ocupan mucha atención y energía en nuestra vida cotidiana.
Según una reciente encuesta del Pew Research Center, el 61% de los adultos estadounidenses participantes afirmaron que tener amigos íntimos es extremadamente o muy importante para vivir una vida plena.
Durante gran parte de nuestra vida, los amigos pueden brindarnos la estabilidad y el apoyo que antes nos brindaba el matrimonio.
En las relaciones románticas no es raro que las parejas se separen y luego, después de reflexionar un poco, vuelvan a estar juntas.
¿Deberíamos considerar también eso con nuestros examigos: una reconciliación y un segundo intento? Una vez más, depende de la naturaleza de la amistad, dice Flannery.
«Creo que habrá situaciones diferentes en las que esa amistad se recupere y otras en las que tal vez sea mejor dejar que se produzca la disolución», apunta.
«Y, de nuevo, puede depender de varias cosas. ¿Te sientes aliviado de que la amistad haya terminado? ¿Esa amistad agregó beneficios positivos a tu vida? Si todavía sientes que realmente la extrañas, tal vez valga la pena repararla».
También puede leer: Frente frío: 10 recomendaciones para disfrutarlo sin contraer enfermedades reparatorias