¿Qué hacer después del paro?

¿Qué hacer después del paro?

CÉSAR PÉREZ
El mapa que muestra los niveles, la acogida al llamado del paro en sus primeras horas, refleja los lugares de rechazo y de relativo apoyo que tiene el presente gobierno, según las encuestas. Sin embargo, la discusión no debe centrarse en esto o si fue un éxito o un fracaso; lo importante ahora es que la parte más consecuente de quienes lo convocaron reflexionen sobre algunos temas y problemas que dichos paros generan, entre otros: Qué hacer después del evento, cómo traducir ese tipo de acción en resultados tangibles y en acumulación real de fuerza para el movimiento popular.

Varias son las tareas que los dirigentes del movimiento popular deben plantearse para apuntalar su legitimidad. La primera es despejar la percepción que existe en algunos sectores que simpatizan con su causa, de que los principales o únicos beneficiarios de los paros son las diversas colectividades gremiales de choferes.

Creo que no es una simple percepción, estos gremialistas concitan una especial atención de la prensa y en los dos últimos paros aparecen o los hacen aparecer, como los protagonistas de las acciones. Eso es grave, porque la mayoría de sus integrantes constituyen una de las peores fuentes de corrupción de este sistema y uno de los principales factores de la existencia del costoso, inseguro, vergonzoso y humillante sistema de transporte de pasajeros de este país.

El movimiento popular debe separarse de ese sector y vincularse con la parte sana que a pesar de todo existe en el mismo, podría examinar la posibilidad de vincularse de manera más activa y permanente con algunos sectores de los grandes partidos que por tradición y vocación democrática apoyan estas iniciativas, independientemente de que sus cúpulas, cuando están en la oposición, apoyan de manera coyuntural y oportunista los paros nacionales y algunas acciones del movimiento popular.

La innegable debilidad del movimiento popular determina que, de hecho, establezca una suerte de alianza coyuntural con sectores que nada tienen que ver con el bienestar de las comunidades y sí mucho con sus espurios intereses. Esto se debe a su débil inserción en los problemas cotidianos de la comunidad, a su escasa valoración de la existencia de innumerables acciones de pequeños productores, de proyectos de desarrollo local que se llevan a cabo en diversas comunidades mediante la acción de organizaciones comunitarias de mujeres, de ONG, etc.

Esta circunstancia, determina que el movimiento se desvincule de la realidad de las comunidades y que sean casi siempre los promotores de ONG y de agencias internacionales de cooperación quienes acompañen a las comunidades en esos procesos. Por eso, las acciones de las comunidades se quedan en la mera ayuda o acompañamiento a proceso e iniciativas de mejoramiento de su situación, y no trascienden hacia mayores niveles de conciencia política.

En tal sentido, la tarea del movimiento popular es poder establecer, de manera práctica, una mayor relación entre lo local, lo nacional e incluso lo global. Saber que existe una relación dialéctica entre los objetivos locales con los nacionales y que una buena experiencia local puede convertirse en una experiencia y objetivo de carácter general. Cuando se aprenda y practique esta cuestión, con los hechos, se terminará de manera definitiva la discusión sobre la pertinencia o no de los paros nacionales.

Hay varias experiencias de acciones locales en este país, que incluso comienzan a ser valoradas fuera de aquí. Ejemplos, la Asociación de Cacaoteros orgánicos de Yamasá, algunos planes estratégicos de significativo valor, por el impacto y estímulo a la participación ciudadana en varios municipios, como el de Villa González, las asociaciones o mancomunidades de municipios de la región Sur, diversas asociaciones de productores en el Norte y Nordeste, la existencia de la Ley de Presupuestos Participativo y su aplicación de hecho antes de su promulgación, en cerca de un centenar de municipios.

En todas estas iniciativas se desarrollan asambleas con significativa participación de las comunidades. La vinculación del movimiento popular con estas y con otras que algunos estudios registran que se realizan en el país, descansa básicamente, la posibilidad de que éste desarrolle líderes locales con potencialidades, no solamente para ser agentes dinamizadores de los llamados a paro, sino para ser dirigentes políticos, capaces de participar con éxitos en procesos electorales o de otra índole.

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