RÍO DE JANEIRO — El gobierno del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, canceló un taller sobre cambio climático que iba a celebrarse en la ciudad de Salvador en agosto, reafirmando su desinterés en participar en los esfuerzos internacionales para luchar contra el calentamiento global. Esta no es la primera vez que el mandatario de extrema derecha deja claro que no tiene intención de llevar a cabo cambios drásticos en la política medioambiental de Brasil, incluyendo abrir la selva del Amazonas, vital para todo el mundo, al desarrollo y los negocios agrícolas. Su ministro de Medio Ambiente calificó el cambio climático de “problema secundario”.
A continuación, un vistazo a algunas de las medidas clave adoptadas por el gobierno de Bolsonaro desde su llegada al poder el 1 de enero.
TIERRAS INDÍGENAS
Durante la campaña, el entonces candidato a la presidencia Bolsonaro prometió que si salía elegido, “ni un centímetro” más de tierra se destinaría a reservas indígenas. Horas después de asumir el cargo, emitió una serie de decretos que, según los críticos, beneficiarían a sus aliados en el poderoso “caucus rural” prodesarrollo de Brasil. El 2 de enero, Bolsonaro transfirió la responsabilidad de delimitar las tierras indígenas del Ministerio de Justicia al de Agricultura, una medida que un legislador describió como “dejar que el zorro vigile el gallinero”. El decreto también trasladó la agencia para asuntos indígenas, conocida como FUNAI, del Ministerio de Justicia al recién creado Ministerio de Familia, Mujer y Derechos Humanos, que está comandado por un pastor evangélico ultraconservador. La FUNAI supervisa la atención sanitaria, la vivienda y el idioma de los grupos indígenas.
NOMBRAMIENTO DE MINISTROS
Los nombramientos ministeriales de Bolsonaro están en la línea de su promesa electoral de ayudar a las empresas a expandirse en el país, incluso en sus zonas protegidas. Su ministra de Agricultura es Tereza Cristina, que formaba parte de la poderosa bancada agrícola-empresarial de la cámara baja del Congreso y se opuesto a los pedidos de las comunidades indígenas. El ministro de Medio Ambiente es Ricardo Salles, abogado y exsecretario de Medio Ambiente del estado de São Paulo. Como el presidente, Salles cree que la conversación en torno al cambio climático está demasiado politizada. En 2018, escribió en la publicación online Medium que la industria agraria en Brasil estaba “bajo amenaza”. Ernesto Araujo, escéptico con el cambio climático, fue nombrado canciller. En su blog, Araujo describió el cambio climático como un “dogma” utilizado por la izquierda para fomentar el crecimiento de China y dijo que quería “ayudar a Brasil y al mundo a liberarse de la ideología globalista”.
CUMBRE SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO DE ONU 2019
En noviembre de 2018, tras la elección del nuevo gobierno pero antes de su toma de posesión, el Ministerio de Exteriores decidió retirar la oferta para albergar la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático de 2019. El departamento alegó “restricciones fiscales y presupuestarias”, pero activistas y grupos ambientalistas lo vieron como un guiño al entonces presidente electo Bolsonaro, quien ya había mencionado la posibilidad de sacar al país del acuerdo climático de París.
ACUERDO DE PARÍS
Durante la campaña, Bolsonaro dijo que seguiría los pasos del presidente Estados Unidos, Donald Trump, y abandonaría el acuerdo climático de París. Pero justo antes de los comicios, dio marcha atrás y afirmó que se mantendría en el pacto siempre que la soberanía de Brasil sobre la Amazonia no se viera amenazada o desafiada. La nación alberga alrededor del 60% de la selva tropical del Amazonas, cuya preservación es crucial en la campaña para parar el cambio climático, según los científicos. Los esfuerzos del gobierno de Brasil para reducir la deforestación fueron reconocidos por la comunidad internacional hace unos años, pero recientemente grupos que monitorean la cosecha ilegal reportaron un incremento de dos dígitos en la deforestación de la región amazónica. El compromiso de Brasil con otros aspectos del acuerdo de París no está claro, pero los grupos ambientalistas sostienen que, de cualquier modo, sus planes para abrir la Amazonia al desarrollo imposibilitarían cumplir el objetivo de reducción de emisiones en los próximos años.
PROSPECCIÓN PETROLERA
El ejecutivo de Bolsonaro está planeando subastar varios campos marítimo ante la costa noreste del país, que habían sido calificados como “zonas altamente sensibles” por el IBAMA, el instituto medioambiental nacional. Un reporte del IBAMA señaló que vertidos de petróleo en esos bloques podrían provocar la destrucción de las islas Abrolhos, una zona de 913 kilómetros cuadrados (353 millas cuadradas) que alberga un parque nacional marino. Según los críticos, la decisión del gobierno de ignorar las recomendaciones e incluir esos campos en la subasta muestra la determinación del nuevo gobierno de atraer inversionistas al país pese a los costos medioambientales.