¿Qué hay detrás del hábito de comerse las uñas?

¿Qué hay detrás del hábito de comerse las uñas?

Comerse las uñas es una hábito bastante común tanto en niños como en adultos. Inicialmente esta costumbre puede ser vista simplemente como un defecto; sin embargo, detrás de esa conducta muchas veces se esconden distintas situaciones que posiblemente están afectando a la persona.
El hábito compulsivo de comerse las uñas es conocido como onicofagia, es considerado una manía de carácter psicológico.
Un estudio realizado por estudiantes de psicología de la Universidad de Barcelona denominado “Aspectos psicológicos de la onicofagia”, asegura que cuando un niño empieza a morderse las uñas puede ser por curiosidad, consuelo, costumbre o porque lo vio en otra persona.
“El problema es que estos comportamientos también se derivan de otras circunstancias, como por ejemplo ansiedad, estrés, miedo, ira, pánico, nerviosismo, frustración o tristeza”, explica.

Este trastorno como tal puede presentarse usualmente a edades tempranas y puede continuar hasta la edad adulta. Este mal hábito es muy frecuente en ambos sexos y sobre todo en niños en edad escolar (principalmente de entre 11 y 13 años de edad).
Desde la Psicología, se ha asociado a una costumbre viciosa que dice la relación con cierta inestabilidad psicomotora que se acompaña de ciertos grados de tensión, ansiedad y nerviosismo. Estudios revelan que quienes muerden sus uñas suelen ser personas hiperactivas, autoritarias, con nula o escasa capacidad de expresar sus sentimientos y que viven en un estado casi permanente de tensión y preocupación.
La onicofagia como trastorno. En los casos más severos, se considera que puede tratarse de un trastorno que se situaría dentro del espectro obsesivo compulsivo. No obstante, tanto sus causas como su clasificación dentro de los trastornos psicológicos siguen sin estar del todo clara. Se ha sugerido que la onicofagia severa está relacionada con una ansiedad intensa y una baja autoestima.
Consecuencias de morderse las uñas. En los casos leves, el problema es meramente cosmético, pues las uñas tienen un aspecto descuidado. En cambio, en los casos más severos las uñas pueden resultar muy dañadas. En general, pueden aparecer los siguientes problemas: lesiones en las cutículas, deformación de las uñas, paroniquia, que es una infección bacteriana en la piel situada alrededor de las uñas, que aparece hinchada y enrojecida. Esta infección puede llegar a ser crónica.
Así mismo problemas dentales y temporo-mandibulares, en algunas personas da lugar también a malestar psicológico, debido a que se sienten avergonzadas del aspecto de sus uñas y a que es visto como algo socialmente indeseable.
¿Qué puedes hacer para dejar de morderte las uñas? Sin embargo, existen diversas técnicas que puedes utilizar como ayuda: cuidar las uñas. En muchos casos puede ser suficiente con cuidarse las uñas con frecuencia. Por ejemplo, pintarlas o ponerles algún tipo de brillo, endurecedor o cualquier producto cosmético que te guste, limarlas, mantenerlas limpias, etc. Dado que la onicofagia es algo que se hace sin darse cuenta, el cuidado de las uñas te ayudará a aumentar tu atención hacia ellas, ser más consciente y mantener tu atención más centrada en el hecho de que quieres tener las uñas bien.
La psicóloga Mary C. Lamia propone en su blog de Psychology Today una técnica curiosa para combatir el hábito de comerse las uñas. Consiste en establecer una relación especial con tus uñas, hablando con ellas cada noche, alegrándote de no haberles causado daño ese día o lamentando haberlo hecho y darles a cada una un beso de buenas noches. En realidad, esta técnica te ayudará también a ser más consciente de tus uñas.
En otros casos, se utiliza un producto de sabor amargo que se coloca sobre las uñas, aunque no es raro que la persona acabe comiéndose ese producto junto con la uña.

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