Qué implican los cambios en el gabinete argentino

Qué implican los cambios en el gabinete argentino

Cristina Fernández, presidenta de Argentina. Fuente externa.

BUENOS AIRES.  Los cambios que la presidenta Cristina Fernández dispuso en el gabinete tras reincorporarse a la actividad oficial después de su licencia médica reafirman el actual modelo de intervencionismo del Estado en la economía, lo que para algunos analistas augura que no habrá al menos en el corto plazo una solución para los problemas que aquejan a Argentina: la inflación, el déficit fiscal y la caída de las reservas internacionales.

Desde el miércoles el actual viceministro de Economía Axel Kicillof reemplazará al frente de esa cartera a Hernán Lorenzino, lo que para los analistas supone una profundización de lo que la presidenta denomina el modelo de inclusión social y que para sus críticos se basa en la aplicación de medidas populistas que han llevado la inflación a un 25% anual.

El gabinete de Fernández sufrió la sorpresiva salida el martes por la noche del Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el funcionario más polémico del gobierno que presentó su renuncia a la presidenta. Cuestionado por manipular las estadísticas oficiales de inflación, las restricciones a las importaciones y el fallido control sobre el mercado ilegal de divisas su alejamiento ha sido interpretado en un principio como una señal positiva.

La designación de Kicillof es según analistas un sinceramiento de la realidad, ya que el economista de ideología izquierdista cumplía funciones de ministro. En los últimos años, Kicillof fue ganando poder dentro del gabinete al participar en el diseño de la nacionalización de la petrolera YPF.

«No se espera un cambio de 180 grados que tienda a corregir los desequilibrios, sino más bien medidas de control de la economía para que los desequilibrios no se agraven», dijo a The Associated Press Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com.

Sica puso en duda que el gobierno vaya a encarar un programa antinflacionario. «Para ellos (el aumento de los precios) es producto de sus políticas de inclusión y en algunos casos es la reacción de los mercados a intereses corporativos por la pérdida de su situación de privilegio». Para el economista, las políticas seguirán apuntando a «mantener el crecimiento económico con más consumo».

Daniel Kerner, de la consultora Eurasia Group, dijo en un comunicado que estos cambios «confirman que la presidenta no cree que sus políticas hayan fallado y que confía en sus asesores más radicales». Es probable que las políticas económicas se vuelvan «progresivamente más intervencionistas» poniendo en riesgo recientes acercamientos a inversores extranjeros.

El nombramiento de Kicillof también supone una «mala noticia» para el sector energético, dijo Kerner al señalar que el designado ministro fue el cerebro detrás de la expropiación de YPF a la petrolera española Repsol y de un decreto que incrementó la intervención estatal en el sector. «Dado su poder renovado y acceso a la presidenta, las presiones sobre las compañías energéticas probablemente aumentarán», indicó.

El ex jefe de Gabinete Alberto Fernández dijo a Radio Mitre que es «preocupante» la designación de Kicillof al advertir que «no es un buen mensaje para la comunidad internacional de negocios». El ex funcionario, que integró el gabinete de Néstor Kirchner, antecesor y fallecido marido de la mandataria, se preguntó cómo ese economista «de origen marxista» va a convivir con un «ortodoxo y conservador» como Jorge Capitanich, gobernador de la provincia norteña de Chaco y designado nuevo jefe de gabinete.

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