¡Qué larga la espera de los cubanos!

¡Qué larga la espera de los cubanos!

Es una curiosa coincidencia que algunos de los más entusiastas críticos del Presidente Fernández sean al mismo tiempo de los más desfachatados apologistas del régimen castrista que oprime a Cuba desde hace más de medio siglo.

Los cubanos han debido esperar más que casi ningún pueblo para liberarse. Desde el Grito de Yara, con el que comenzó, en la noche del 9 al 10 de octubre de 1868, la primera guerra de independencia de Cuba, conocida como la “Guerra de los Diez Años”, hasta ahora, ha habido mucho sufrimiento allá.

Con el Pacto de Zanjón, sin que los dos propósitos originales de la larga campaña bélica se hubiesen logrado, en 1878 se alcanzó por fin la paz, pero no la independencia ni la abolición de la esclavitud. Para mantener su control colonial, España fomentaba una marcada división de clases y la discriminación racial.

Muchas otras injusticias, como la prohibición de reuniones sin la presencia de algún jefe militar y la imposibilidad de que cubanos formasen parte del gobierno de la isla, se perpetuaban en un ambiente en el cual tampoco había libertad de prensa ni de expresión.

Esto ocurría mientras en las demás islas del Caribe ya para 1878 había gobiernos nacionales, excepto Puerto Rico que también continuaba como colonia de España.

Aquí, Báez salía por quinta vez del gobierno y comenzaba la hegemonía de Luperón que terminaría con la dictadura de Lilís que duró hasta fin de siglo. Haití, pese a estar inmersa en sus convulsiones intestinas, al menos era libre de las potencias coloniales. En Jamaica la esclavitud se había abolido en 1834 y aunque no alcanzó su independencia hasta 1962, disfrutaba de cierta autonomía local con libertades públicas, incluyendo la de prensa.

Los afanes libertarios comenzados en 1868 aquella madrugada en la finca de Céspedes estaban en buena parte motivados por las ansias de los cubanos de disfrutar de libertades públicas como las que en aquel momento eran ya comunes en la región y gran parte del hemisferio. Hoy pasa igual.

Tras medio siglo de régimen castrista, es un anacronismo el afán del gobierno por controlar el acceso a la Internet, y el flujo de ideas, que lubrica la libertad y que quita la telaraña de la ignorancia de los ojos de aquellos sedientos de comunicarse y conocer al mundo sin cortapisas ni censuras.

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