Para muchas familias ha sido una muy triste Navidad. La tragedia, que nunca descansa, ha tocado sus puertas echando por tierra cualquier atisbo de alegría.
Por un lado tenemos las inundaciones que nos gritan que el cambio climático es una realidad y que debemos hacer lo que esté en nuestras manos al respecto, mientras por el otro nos encontramos con las amigas de siempre: la irresponsabilidad y la imprudencia.
Ocho personas murieron en accidentes de tránsito, algo que debió evitarse, una suma a la que debemos agregar casos tan tristes como el fallecimiento de Crisfarelis Flores, de apenas 13 años, quien murió por el derrumbe de una pared en circunstancias que deben ser investigadas.
Que en el primer tramo del operativo de Navidad se hayan registrado 63 accidentes de tránsito (con 72 personas afectadas) confirma por milésima vez que la educación vial es una materia pendiente en la República Dominicana, donde las leyes de tránsito están solo para que existan porque en las calles campean el irrespeto y la impunidad.
Ojalá que durante el feriado de la próxima semana no tengamos muchas más cosas que lamentar. ¿Sería mucho pedir que nos portemos mejor para tener un más venturoso 2025? Esperemos que sí.