Qué lástima, pero qué lástima

Qué lástima, pero qué lástima

LUIS A. SÁNCHEZ-NOBLE
El jueves se reunió el Consejo Nacional de Desarrollo para aprobar el presupuesto nacional para 2008 y luego ser enviado al Congreso Nacional para su aprobación. Se estima que sobrepasará los 300,000 millones de pesos, suma que hace solo unos pocos años se consideraba imposible de tener.

Qué pena me ha dado leer que solo se aprobó un 10.5% del presupuesto nacional para Educación, cuando la ley establece 16% del Presupuesto o el 4% del PIB, la cantidad que sea mayor. Qué lastima, nuestras  prioridades no están en el futuro del país. Desde los diferentes sectores de nuestra sociedad existe consenso de que la primera y más importante pieza del rompecabezas de nuestro desarrollo es la educación, capítulo olvidado por todos nuestros gobiernos. Solo con un sistema educativo de calidad podremos lograr realmente disminuir la pobreza, meta del milenio que parece no alcanzaremos.

Desde la Cámara de Diputados parece que existe la motivación en varios de nuestros diputados para que se cumpla con la ley que compromete a dedicar a la educación básica no menos del 4% del PIB, letra muerta hasta ahora, veremos qué harán ahora. Recordemos que los países que compiten con nosotros, y otros que se encuentran en proceso franco de desarrollo, invierten mucho más de este porcentaje. Quisiéramos ver la decisión ahora en el Congreso en beneficio de nuestro desarrollo y se modifique lo que enviará el Poder Ejecutivo y se apruebe un presupuesto para Educación no menor de lo que dice la ley 4% del PIB y de que a Educación Superior, Ciencia y Tecnología se destine no menos del 1.5%, si es que realmente queremos un futuro promisorio para nuestro país y cumplir con lo que manda la ley.

Con más y mejor educación lograremos romper la inequidad existente y comenzaremos a pagar la gran deuda social con nuestra sociedad. La educación es la manera probada por los países desarrollados para disminuir la pobreza, ya que crea empleos mejor remunerados y a la vez en nuestro caso fortalecería nuestra competitividad.

¿Tendrán los integrantes de la Cámara de Diputados y el Senado la suficiente valentía, coraje y sensibilidad para comprender esta necesidad y dejar de pensar en el corto plazo? ¿Están realmente interesados en que los bajos índices de desarrollo humano sean mejores en el futuro? ¿Están conscientes y sienten la inequidad de nuestra sociedad?

La mayoría del pueblo dominicano está a la espera de esta importante decisión que solo los grandes estadistas toman para beneficio de sus pueblos.

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