¿Qué le ocurre a nuestra sociedad?

¿Qué le ocurre a nuestra sociedad?

Cuando se habla de percepción, algunas personas se hacen la idea de que solamente tiene aplicación  a los temas políticos. Pero resulta que como se trata de una función psíquica que permite al organismo, a través de los sentidos recibir, elaborar e interpretar las informaciones provenientes de su entorno, tiene aplicación en casi todo lo que tenga que ver con los seres humanos y lo que ocurre a su alrededor.

Por eso preocupa tanto, que según revelan algunos datos que se publican acerca de lo que siente o piensa la gente con relación a las cosas que tienen que ver con su propio comportamiento, la percepción es, de que nuestros valores han cambiado.

Al parecer los patrones de conducta que rigieron durante una época, han sufrido distorsiones a tal extremo, que la propia gente ha modificado incluso, la forma de auto valorarse.

Hay comportamientos que se han ido reduciendo en tamaño e influencias. Los valores morales que se exhibían como símbolos de orgullo, están cambiando a una velocidad increíble, mientras los nuevos patrones de conducta que exhiben algunos sectores emergentes, por influencias extrañas o por incubación local espontánea, se diseminan aceleradamente.

Este fenómeno está creando una nueva forma de pensar y valorar. Los parámetros ético-morales de hoy son mucho más amplios que antes.

Pero el problema no está fundamentado en la gente común, que  ha visto variar sus entornos, sino sobre todo, en el comportamiento de quienes están supuestos a ser sus modelos, guías o conductores. La gran responsabilidad es precisamente de quienes deberían ser ejemplo en todos los aspectos.

En sus conductas públicas como privadas, pero esa no ha sido la realidad, ni lo que la gente percibe. Parece haberse producido  una especie de dicotomía social.

Los  sectores emergentes que se rigen por patrones de conductas diferentes,  asimilaron  rápidamente los nuevos estilos que les han permitido  cambios de vida acelerados y opulentos, especialmente desde los niveles de poder, lo que al parecer les dio  capacidad de influenciar en importantes segmentos de la sociedad,  envolviendo a otros sectores que igualmente se han acomodado en ese nuevo  entorno de facilidades y descomposición, con la complacencia de una cúpula, que tampoco tenía mucha fuerza moral para defender o justificar su crecimiento y comportamiento.

Mientras la sociedad observa que las conductas que hace un tiempo representaban una  ofensa moral, de repente se convierten en modelos a seguir, y concomitantemente las cosas se les hacen cada vez más difíciles desde el punto de vista de la subsistencia, no han encontrado otro camino que el de aceptar como buenos y válidos los métodos que utilizan quienes se presentan como sus guías o conductores.

Lo que la gente percibe es precisamente lo que interpreta o recibe como reflejo de lo que ocurre en sus entornos, y para comprender eso, no hay que graduarse ni hacer muchos estudios, solo hay que salir a las calles y ver cómo han cambiado de vida los nuevos jefecitos.

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