Que los imperios se rompen por dentro

Que los imperios se rompen por dentro

JACINTO GIMBERNARD PELLERANO
He encontrado en el supermercado a una de esas personas mayores, calvas, de vientre protuberante y una fatiga vital que se empeñan en ocultar –no sé por qué, tal vez por pudor. Me ha visto tras las rejas de la imprenta de mi padre en la calle Padre Billini, invariablemente, con el violín a un libro entre las manos durante aquellos años remotos de la década de los cuarenta, cuando la Padre Billini era una calle dominada por la radiación de dos iglesias, la de Regina Angelorum (que nos quedaba enfrente) y la del ex Convento de Dominicos que se divisaba al mirar a la izquierda, entre las que eran, para nosotros, suaves tristezas de la Era de Trujillo, acentuadas con las campanas del atardecer.

No creo haberlo visto nunca, pero él sí. Después de todo yo era un muchacho extraño, que no iba a la escuela que, para la gente, practicaba el violín incontables horas al día (no era así) y vivía el resto del tiempo leyendo (tampoco cierto).

Pero él me reconoció a pesar de los años volátiles. Para sacarlo de sus asombros, me empeñé en averiguar su vida.

Había ido a los Estados Unidos, obtenido ciudadanía norteamericana y llamado a servir en Corea y luego en Viet-Nam. Hablando acerca de la desintegración de los imperios (no sé cómo cayó tal tema) me contó que durante la “guerra fría”, con el peligro del armamentismo nuclear soviético, posteriormente su comandante en Fort Biloxi U.S.A. le había dicho entre tragos de cerveza sabatina:

– Tú ves esos rusos con cohetes de cabeza nuclear, esos chinos comunistas desarrollando tremendas capacidades destructivas… pueden acabar con New York y Washington en un momento desde submarinos atómicos… pero no nos pueden destruir.

– ¿No?

– No.

– Los Estados Unidos de Norteamérica sólo pueden ser destruídos desde adentro.

– ¿?

– Todos los imperios han sido destruidos desde adentro, y somos un imperio.

A Roma no la destruyeron los bárbaros del norte. La destruyeron los romanos, decadentes e ineptos. Tú, dominicano, estás en nuestras fuerzas armadas como estuvieron en cierto tiempo los galos, germanos, etcétera, que llenaron las legiones del Imperio Romano… por salarios, por ventajas… hasta por el hambre y la sed que reinaba en el Norte de Europa. ¿Una bomba nuclear china o rusa?… ¡já! Eso no lo verás nunca. La desintegración está adentro, en los gobernantes nuestros, mentirosos, impúdicos y traidores del gran sueño de los Padres Fundadores… lo verás en los traidores que tenemos adentro.

– Vamos… no somos un imperio ni nada que se le parezca, pero.. ¿Nuestra destrucción sólo es posible desde adentro?

– Jacinto… toda destrucción empieza adentro. La de los Partidos Políticos incoherentes….irrespetuosos de la fuerza que les dio origen… Bosch, dos veces, Balaguer y el manejo de la circunstancias que le dieron y le quitaron el poder.

Todo es interior. Y me quedo pensando.

El éxito o fracaso del DR-TLC es interior. Depende de políticas sensatas y cautas.

No es lo externo. No son las fuerzas que vienen de fuera. Es nuestra actitud, nuestro autorespeto, nuestras valoraciones. Es entender que ser rubio no significa más que ser moreno… No es cierto que Jesucristo era rubio, nos lo han robado para imponer sutilmente la idea de una raza superior, aunque sea un disparate, porque los arios no eran rubios ni ojiazules… Ario es Saddam. Cuando los geneticistas nazis informaron a Hitler de sus hallazgos científicos el Dictador Nazi suspendió los estudios raciales.

No somos superiores ni inferiores.

Simplemente carecemos de disciplina. Que el clima benigno tenga que ver… concedido.. pero no es excusa válida.

Latinoamérica tiene que llegar a ser un bloque respetable… y llegará a serlo, aunque no alcancemos a verlo porque los imperios se rompen por dentro.

Y eso toma tiempo.

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