Que los políticos se pongan alertas

Que los políticos se pongan alertas

Las sociedades se comportan de acuerdo con las pautas que les trazan sus dirigentes, pero no se puede olvidar que piensan y existen cambios en el campo moral y las convicciones, la idea de qué  está bien y qué es lo que está mal,  puede haberse desdibujado.

Su deterioro está en el plano de las circunstancias y las propias convicciones y en esto último hemos experimentado tremendo deterioro en la práctica y en muchos factores que han influido en toda nuestra sociedad. Si no, observen lo acontecido en el lenguaje en la TV y la Radio y en otros medios de comunicación y los términos usados actualmente por nuestra juventud en sus encuentros rutinarios. Todo es destrucción, el concepto persona, envejeciente  y dignidad humana han desaparecido en la sociedad dominicana de estos últimos diez años.

Hace falta, para corregir esto, una reflexión profunda sobre el Poder Legislativo, Ejecutivo y el Judicial, lo cual debe ser para todos los dominicanos de muchas preocupaciones, pues lo nuestro es de espanto y de profunda meditación, porque es demasiado excesivo el poder de los que lo detentan, y encima de todo esto lo han usado para beneficio propio y de sus allegados, de tal manera que en ocasiones se ha convertido en un invasor de la intimidad  familiar y de toda la sociedad.

Dice Raúl Alfonsín que la política debe quebrar la barrera de la frialdad, la lejanía y la desconfianza con la cual la observan  todavía muchos falsos políticos.

Pero por fortuna el fenómeno social no lo detiene nadie, habrá  por necesidad distribución equitativa de riquezas, habrá o surgirá una guerra a la miseria sin cuartel. Por consiguiente, los partidos políticos tienen que reinventarse y ponerse en alerta y enviar mensajes acordes con esta realidad que estamos viviendo, pues mucha es la juventud inconforme, que sueña y aspira una sociedad distinta y llena de nuevas oportunidades con participación activa y quiere constituirse en leal defensora del patrimonio de la nación.

El país necesita salir del charco y la podredumbre en que estamos sumergidos hace diez largos años. Comencemos ya la lucha por una vida mejor. Necesitamos vivir en una casa de cristal y no queremos disturbios y recordemos que la “opinión pública hoy te ensalza y mañana te empala”.

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