Que nadie se frote las manos con la situación del PLD

Que nadie se frote las manos con la situación del PLD

Frente lo que está aconteciendo internamente en el PLD con motivo de las próximas elecciones generales del 2016, ante la posibilidad de que se modifique la constitución para permitirle a Danilo Medina una nueva oportunidad de presentarse como candidato, he manifestado en varias oportunidades que, producto del deseo colectivo de los peledeístas mantenerse en el poder, serán capaces de solucionar sus problemas grupales o individuales. Que no son dados a atajar para que otros enlacen. Que si bien alguno de ellos quisiera elevar su nivel político, nunca tirarán por la borda lo que tienen en sus manos. Que siempre han preferido pájaro en mano que cien volando.

Y así se confirma, desde mi punto de vista, con el discurso pronunciado el lunes en la noche por Leonel Fernández que, independientemente de los adornos o “aggiornamento”; citas y posibles interpretaciones, dejó clara su posición peledeísta de que no será obstáculo para una reforma, y aunque habló de la posibilidad de un referéndum, lo esencial de sus planteamientos se enmarca en la necesidad de que para el futuro, la Constitución no pueda ser reformada de forma simple.

¿Qué en definitiva quedó claro de lo que expresó Leonel Fernández? Al margen, repito, de cualquier otro aspecto propio de un político, expresidente y aspirante a continuar con vigencia presente y futura, pues tratar de garantizarlo, procurando que se haga difícil, por no decir imposible, otra reforma en dos o tres años que pueda erosionar ese futuro.

Porque Leonel no hizo una declaratoria de guerra, ni mucho menos planteó situaciones insalvables. El habló de diálogo. Y si bien expresó que lo ideal sería un referéndum o consulta popular, en ningún momento dijo que eso o nada, puesto que, estableciendo que a su criterio sería lo ideal, dejó el camino expedito para que, mediante una reformulación del proyecto de ley presentado al Congreso, se le puedan añadir los aspectos por él señalados, o por lo menos que, mediante el diálogo entre las partes involucradas, se pueda confeccionar un modelo de proyecto que deje satisfechos ambos sectores partidarios.

Pensar que Leonel Fernández se inclinaría por la fórmula presentada recientemente en el Congreso, de forma simple y sencilla, es desconocer la naturaleza de los políticos, sobre todo frente a sus seguidores. Pensar que declararía la guerra para provocar un rompimiento definitivo, igualmente es desconocer su esencia y naturaleza peledeísta.

Por el contrario, lo que hizo Leonel fue, aceptar o admitir que Danilo está en mejor momento; que no será obstáculo para una reforma; que sigue creyendo bueno y válido el sistema norteamericano de cuatro años de gobierno y cuatro más consecutivamente, pero sugirió cierta modificación al proyecto de reforma que podría interpretarse como una victoria frente a su gente, por ofrecer garantías de que cualquier intento de modificación futura sería difícil o imposible.

Lo demás. Las posibles interpretaciones o insinuaciones, las citas y su posición de guardián, forman parte del juego político. Y eso, Danilo debe conocerlo bastante bien.

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