¡Que no cunda el pánico!
Aprenda a vencer los miedos y a no tener pánico

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Mantener cierto grado de alerta en la vida ante las distintas situaciones “peligrosas” que debemos afrontar es positivo cuando ese “peligro” es real, aunque genere cierta sensación de angustia. El problema surge cuando esta angustia aparece de manera repentina e innecesaria, sin que exista en apariencia ningún motivo (personal o ajeno) para justificarla.

En ese caso nos encontramos ante un trastorno, angustia o de pánico, alteración mental que afecta a entre uno y dos por ciento de la población, y que tiene importantes repercusiones para la salud.

El trastorno de pánico se puede asociar a  patologías como depresión o abuso de alcohol, y requiere numerosas visitas a los servicios de urgencias. Esta condición, que provoca un elevado absentismo laboral, en general afecta más a los hombres adultos jóvenes  (entre 15 y 24 años); pero en el caso de la mujeres, las más afectadas son las de edades comprendidas entre los 45 y los 54 años. Y son precisamente las mujeres quienes presentan una mayor incidencia con respecto a los valores (hasta 2.5 veces superior).

Un círculo vicioso

Cuando el cerebro percibe un peligro (real o imaginario) reacciona generando una serie de cambios que ya no son psicológicos o mentales, sino puramente físicos, tal y como explican algunos psicólogos clínicos del Servicio Valenciano de Salud.

Algunos de estos cambios son la liberación de adrenalina y noradrenalina (lo que genera nerviosismo e inquietudes), el aumento de la frecuencia y de la fuerza de los latidos cardiacos, la hiperventilación (respirar más aire del que se requiere y más de prisa) y la dilatación de las pupilas.

 Cuando no se aceptan estas alteraciones como algo  normal ante la percepción de un peligro, la persona que las sufre activa aún más el mecanismo de defensa. Por lo que se crea un círculo vicioso del que es muy difícil salir. Habría que tener la cabeza lo suficientemente fría para entender que la falta de aire que se siente en un ataque de pánico es debida a la hiperventilación antes mencionada, y lo mismo ocurre con los demás síntomas.

 En fin,  si la persona afectada se angustia todavía más por los síntomas físicos que experimenta, su pánico crecerá, lo que generará más reacciones fisiológicas, las cuales a su vez provocarán más angustia, y así sucesivamente. La consecuencia es que el afectado siente que va a perder el control, que se va a desmayar, que va a sufrir un infarto, que se va la vida.

Descubra por qué a las personas les da pánico

No hay un único motivo que explique la aparición de las crisis de pánico. De hecho, puede surgir sin una causa conocida, aunque también existen casos en los se puede “culpar a determinadas situaciones o estímulos.” 

Los expertos sostienen varias teorías a la hora de encontrar el origen y las causas que provocan los ataques de pánico: unas hacen  referencia a mecanismo biológicos mientras otras optan por desencadenantes psicológicos.

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