En la era de la globalización, las acciones y las finanzas de los Estados y sus Gobiernos están entrelazadas y dependen de un conveniente grado de bonanza colectivo, para que los países menos favorecidos puedan disfrutar de una mediana mejoría en sus actividades económicas. 

Por eso, mientras el mundo, especialmente Europa y los Estados Unidos de América se encuentren en una recesión a veces galopante, los países en vías de desarrollo, sobre todo aquellos caribeños que se sustentan con el turismo y la inversión extranjera, seguirán “oliendo donde guisan”.

   Debido al gran déficit fiscal dejado por el Gobierno anterior, las actuales autoridades gubernamentales se verán abocados a un endeudamiento externo en moneda fuerte para cumplimentar su Presupuesto Anual, lo cual aumentará a cifras nunca alcanzadas nuestra deuda externa y por lo tanto, frenará nuestro desarrollo que en los últimos años había crecido favorablemente frente a  países de América Latina.

   Las divisas provenientes de los dominicanos que viven en el exterior disminuirán ostensiblemente y en el caso de los que habitan en España, Portugal o cualquier otro Estado europeo, en lugar de enviar, ahora necesitan que les manden, ya que el paro, como es el caso de España, sobrepasa los 5 millones y medio de parados. 

También, en los Estados Unidos de América, especialmente los que habitan en Puerto Rico, y los Estados de New York, Michigan y New Jersey, están también atravesando situaciones muy difíciles, ya que varias fábricas, como las de automotores, están cerrando o disminuyendo sus producciones al producirse una feroz competencia para captar aquellos ciudadanos que todavía les queda un poco de poder adquisitivo.

   En nuestro país, para colmo de males, primeramente tuvimos una prolongada sequía que mermó considerablemente la cosecha de cacao, café, bananos y arroz. 

Para colmo de nuestros males, el huracán Sandy se ensañó en los productores de plátanos del Sur del país, lo que ha traído como consecuencia que esta musácea se haya vendido a un elevado precio que a veces ha alcanzado los veinte pesos la unidad. 

La generación de electricidad está en condiciones muy precarias y tenemos sobre la cabeza la espada de Damocles en caso del posible fallecimiento del presidente Chávez y los que le sucedan decidan cobrarnos de golpe y porrazo la inmensa deuda de Petro Caribe.

Para colmo de nuestros males, fruto de haber encontrado las arcas vacías, el Gobierno del presidente Medina se verá obligado a darle de tomar la cicuta a la ciudadanía y a partir de enero tendremos un ITBI al 18%, impuestos a los ahorros y un “Paquete Fiscal” que podrá traer desequilibrio y zozobra a una población harta de que no se castigue y se obligue devolver lo sustraído,  a los que valiéndose de su condición de altos funcionarios, realizaron solos o en connivencia con testaferros, un desfalco descarado e impune del erario.

   Lo insólito del denominado “Paquetazo Fiscal” es que ha sido elaborado y moldeado por casi los mismos actores que nos metieron en la involución económica en la cual estamos zambullidos. 

Ojalá que el Todopoderoso ilumine, o mejor dicho, guíe al presidente Medina para que precisamente “no haga lo que nunca se ha hecho” y por lo menos deje fuera de las drásticas medidas económicas, la imposición de impuestos a los ahorros, porque la estampida que ocurrirá de parte de los ahorradores, hará peligrar la estabilidad y existencia de muchos Bancos, Asociaciones de Ahorros y Préstamos y las pocas Cooperativas que hasta ahora han subsistido. 

Por todos estos motivos y muchos otros que no podemos escribir por lo limitado de nuestro espacio, es que vaticinamos con dolor del alma, “que negros nubarrones se ciernen sobre nuestro país”.