¡Qué paguen los que mucho ganan!

¡Qué paguen los que mucho ganan!

FIDELIO DESPRADEL
La señora Elena Viyella, presidenta del CONEP, propone «la generalización del cobro del ITBIS, con una tasa de 8% en los productos de la canasta básica (alimentos, medicinas, otros)». Asimismo, la Fundación Semper, asesora del Congreso, propone «ampliar la base de este gravamen a todos los bienes y servicios».

Ustedes recuerdan que el informe del PNUD sobre Desarrollo Humano, publicado recientemente, afirmaba que siendo la República Dominicana el país de América Latina con el promedio de crecimiento más grande del continente en los últimos 50 años, era, en un contraste que pone el dedo acusador contra los dueños del país, el más atrasado en lo que se refiere a desarrollo humano, después de Haití y Granada.

¿Por qué traigo a colación esta información? Porque los amigos de la señora Viyella y de la Fundación Semper son amantes del sistema de impuestos indirectos que prevalece en la República Dominicana desde 1966.

¿Qué es eso de sistema de impuestos indirectos? ¿Por qué ese tema no se trata en la prensa, entre los comunicadores y en los incontables seminarios, mesas redondas y otros eventos que se realizan en el país en las últimas décadas? ¿No resulta sospechoso que ese tema esté prohibido en la República Dominicana?

Vamos a hacer un poco de historia. En el Programa Político del Frente Cívico Revolucionario, escrito, en la clandestinidad, entre los años 1958 y 1960, por un sector de los opositores a Trujillo, se planteaba en lo referente a los impuestos lo siguiente: «Establecimiento de un sistema tributario racional que proteja la industria nacional, favorezca las inversiones, vuelva los productos de primera necesidad a precios bajos, asequibles a las grandes mayorías y haga soportar los gastos del Estado a las clases mas pudientes, mediante la aplicación de impuestos directos y la eliminación de los impuestos indirectos, tan nocivos para la economía, excepto para los artículos de lujo y diversiones superfluas.»

Entre los integrantes del Frente Cívico Revolucionario, que en el año 1960 ya eran parte del Movimiento Revolucionario 14 de junio, estaban dominicanos tan conocidos como Antonio Avelino (Tony), Tirso Mejía Ricart, Luis Gómez Pérez, René Sánchez Córdova, y en el año 1960, Fidelio Despradel, Máximo Bernal, Puchito García Saleta, Octavio Amiama. Es sabido que ese era la misma visión contenida en el programa de los expedicionarios de la Gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo, y que el movimiento liderado por Manolo Tavárez y Minerva Mirabal, acogió este programa como propio, al momento de constituir dicho movimiento, en la clandestinidad, el 10 de enero de 1960.

De manera que un sistema tributario basado en los impuestos directos, de forma que quien más gane mas pague, era una reivindicación fundamental de los amplios sectores patrióticos, democráticos y revolucionarios que lucharon y se sacrificaron en aquellos años de luz.

¡Que quien más gane más pague! ¿Verdad que parece lógico? Pero resulta que eso, que es tan justo y lógico, le sabia a aceite de ricino a la oligarquía que se enriqueció durante el trujillato, y que después de ajusticiado el tirano, instalaron un gobierno de ellos, luego tumbaron a Bosch, que fue el gobierno que el pueblo eligió, y después, como si fuera poco, apoyaron la criminal intervención militar norteamericana de 1965, que vinieron para echar para atrás lo que el pueblo y los militares constitucionalistas construyeron en abril de 1965.

Desde ese tiempo (año de 1966) más nunca se volvió a hablar de sistema de impuestos directos. Por el contrario, se estableció un sistema de impuestos indirectos, donde las grandes mayorías del país son los que pagan la casi totalidad de los impuestos, y el grupito, que según el informe del PNUD ha disfrutado del promedio de crecimiento más grande de América Latina, sin que ese crecimiento se tradujera en desarrollo humano (salud, educación, vivienda, trabajo, etc.); ese grupito, repito, sencillamente no paga impuestos, y cuando tienen que pagar, engañan al gobierno, meten contrabandos, se encubren unos con otros (como lo hacen los bancos), para no pagar impuestos.

Entonces, esos mismos grupos, vienen ahora a proponer, como lo hizo la señora Viyella, que, como es más fácil de cobrar, se generalice el ITBIS (que es el impuesto indirecto por excelencia); que ese impuesto se haga extensivo a los alimentos, medicinas, servicios médicos, etc. O sea, que a las grandes mayorías se las «lleve el mismo diablo», mientras ellos protestan porque sus propios gobiernos hagan un poco más eficiente el cobro de los pocos impuestos que pagan.

Y mientras tanto, nadie habla de establecer un sistema de impuestos directos; nadie habla de que quien más gana debe pagar más; nadie habla de que los gobiernos tienen que tener mucho más dinero; y que ese dinero debe ser, no para construir metros y elevados, enriqueciendo a unos cuantos y privar en gran ciudad, sino para aumentar significativamente los presupuestos de salud y educación, para promover las ciencias y la tecnología y para subsidiar a los productores nacionales. ¡Seguiré tratando el tema!

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