¿Qué pasa con la policía escolar en los centros educativos?

¿Qué pasa con la policía escolar en los centros educativos?

En algunos liceos públicos de San Francisco de Macorís se presentan conflictos con  la policía escolar aún cuando muchas personas de las comunidades consideran necesaria su presencia para frenar situaciones de violencia y delincuencia que afectan a estos centros.

En el estudio “Violencia en la Escuela” (2010) publicado por Plan Internacional se analiza el impacto de la presencia de policías escolares en algunos centros educativos. Los contenidos que se identifican de este impacto son los siguientes:

• Uso de violencia física de la policía escolar hacia niños, niñas y adolescentes que llegan tarde, presentan problemas de disciplina y con los uniformes.

• Prácticas de bulling-humillación y violencia psicológica de policías escolares hacia niños, niñas y adolescentes.

• Acoso sexual de algunos agentes policiales hacia niñas y adolescentes de sexo femenino.

• Actitudes de miedo-terror a la policía escolar del estudiantado

• Asociación de la policía escolar en el imaginario de niños/as y adolescentes como extensión de la policía nacional y su ejercicio violento cotidiano en las comunidades

• Uso de la policía escolar por directivos de los centros como estrategia de miedo y control de la disciplina.

• Ambigua aceptación de la policía escolar en padres y madres que valoran el establecimiento de orden y disciplina por los/las agentes.

Estos elementos muestran que la policía escolar  se convierte en un factor de violación de los derechos de la niñez y la adolescencia que entra en contradicción con el currículo y su contenido democrático y de construcción de conocimiento. 

Hay que reconocer que se presentan situaciones de violencia en los centros educativos entre estudiantes y la penetración de bandas que atacan los centros para robar e intimidar al personal docente y estudiantil.

La situación de violencia que afecta a algunos centros educativos no se resuelve con el establecimiento de policías escolares,  estos agentes no son parte del sistema educativo y no reconocen al estudiante como sujeto activo y protagónico del sistema sino como “delincuente” en los mismos términos en que lo maneja nuestra policía nacional.

El enfrentamiento de la violencia escolar no debe darse con la implantación de un clima de miedo, terror y violencia sino con el desarrollo de procesos educativos al interior de los centros educativos con el manejo de estrategias de resolución de conflictos de negociación y conciliación.

Los centros educativos deben analizar el contexto social en que se encuentran e identificar los factores que generan violencia en la relación escuela—juventud en las comunidades. A partir de este análisis establecer estrategias de carácter educativo que no afecten el objetivo fundamental de los centros educativos, que es la educación para el desarrollo humano.

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