¿Qué pasa en este país?

¿Qué pasa en este país?

JOSÉ LOIS MALKUN
Esa pregunta se la hace mucha gente. Yo me la hice a raíz del anuncio del Gobierno sobre la creación del Cuerpo de Seguridad Fronteriza (CESFRONT). Una decisión buena y oportuna. Algo que muchos articulistas y analistas del tema haitiano habían sugerido desde hace tiempo. Yo mismo escribí un par de veces sobre el mismo tema en el 2006 y señalaba que era necesario crear un órgano de este tipo.

Bien entrenado, con buenos salarios e incentivos y bien equipados. El anuncio sobre la CESFRONT se hizo hace un par de meses cuando el nuevo equipo de militares especializados comenzó a tomar gradualmente el control de la frontera. Pero hace apenas una semana comenzaron las denuncias contra este Cuerpo, que incluían desde sobornos y corrupción hasta acciones represivas.

Estas denuncias, que provienen de las autoridades locales y la sociedad civil, fue como un balde de agua fría sobre la cabeza de los que entendíamos que el CESFRONT cambiaría un poco el relajo y la vagabundería que existe en esa parte abandonada y olvidada del territorio nacional.

  Las  preguntas obligadas surgen de inmediato: ¿Qué pasa en este país? ¿Son estas denuncias reales o imaginarias? ¿Las autoridades locales buscan desprestigiar a este Cuerpo para mantener sus negocios ilícitos donde campea el contrabando de mercancías y de droga, el tráfico de haitianos y la corrupción? ¿O es que el negocio fronterizo es tan bueno que no hay dominicano, por mejor entrenado y pagado que esté, capaz de resistirse a la tentación de ser sobornado y corrompido por estos traficantes?

Otras preguntas importantes son las siguientes ¿La CESFONT se excedió en sus funciones,  como alegan las autoridades locales y organizaciones civiles? ¿Afectó el comercio legal y los prósperos negocios que viven de esas ventas a los haitianos? ¿Se convirtió realmente en un órgano represivo o simplemente  aplicaban medidas que son necesarias para corregir los abusos que se cometen?  

En Dajabón, ya removieron a la dotación completa del CESFRONT, y el Comité de Desarrollo y Defensa de esa provincia, afirma que aún la normalidad no ha retornado, ya que los efectos devastadores de este Cuerpo Especializado afectaron seriamente el comercio con Haití. Duraron menos de lo que dura una cucaracha en un gallinero.

¿Y ahora qué? ¿Se murió el CESFRONT? ¿Volveremos a lo mismo de antes? Mi sugerencia es que el Gobierno cree de inmediato una Comisión público-privada para realizar una investigación a fondo de este asunto. Que gente de la sociedad civil y funcionarios públicos de alto nivel, no comprometidos con los negocios fronterizos, estudien estas denuncias. Sugieran cómo corregir las fallas detectadas. Y que este Cuerpo se mantenga aunque haya que buscar suizos para fortalecerlo.

No jueguen con la frontera. Enfrentemos ese flagelo de ilegalidad. Porque si seguimos el relajo de siempre aquí se va armar la de Villa Diego. Este país no soporta más inmigración ilegal promovida por intereses locales. Más drogas en las calles que provienen de ese libre tráfico fronterizo. Más pobreza extrema y esclavitud disfrazada. Lo que se haga en esa frontera definirá nuestro destino como Nación. Y hasta ahora ese destino tiene muy malos designios. 

Pero hay tiempo de salvar al  CESFRONT. Es una buena idea y una decisión que amerita ser apoyada. Sus fallos iniciales pueden ser corregidos. Quizás no se hizo la mejor selección de la gente. No se entrenó lo suficiente. Y si alguien metió la mano antes de tiempo o se excedió en sus funciones, que le den una lección al estilo militar. Yo sigo creyendo que este Cuerpo es una condición necesaria aunque no suficiente, para comenzar a solucionar los graves problemas de la frontera. Todo es cuestión de perseverar. Y de desenmascarar a unos cuantos hijos de puta que han hecho de esa zona su fuente inhumana e ilegal de enriquecimiento.

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