¿Qué pasa en la Casa Blanca?

¿Qué pasa en la Casa Blanca?

EDUARDO KLINGER PEVIDA
Todo parece indicar que el Presidente George W. Bush es un amante de las causas perdidas. Si es así, pudiera pensarse que quizás se le debiera felicitar y reconocerle que no se apega a tareas fáciles, que es un luchador, a no ser por el hecho de que esas causas que el hace suya están, irremediablemente, perdidas.

El Presidente podría tener más o menos luces, y brillar más o menos; sin embargo, en realidad, eso no importa mucho. Para ello esta el cuerpo de asesores y en buena medida el éxito va a depender de la calidad, la lucidez y la brillantez de los mismos. Con toda seguridad en la Casa Blanca hay un team de asesores capaces. ¿Entonces que pasa en la Casa Blanca con un Presidente que se aferra a posiciones que hasta el observador mas ingenuo se da cuenta que no tienen una salida airosa?

Una de las primeras pifias fue la obsesión de ir a una guerra sobre la base de una plataforma propagandística tan falsa que se caía por si sola. En el libro «Bush en Guerra» se relata como Colin Powell, el entonces Secretario de Estado y quien había sido Jefe del Estado Mayor Conjunto, advirtió que era un error ir contra Irak. Sin embargo, cuando el presidente se aferró en ir hacia delante, el propio Powell se montó en el tren y llegó a aquella tragi   comedia en la ONU en la que presentó las «pruebas» de las armas de destrucción masiva de Saddam montada en unos camiones. Ahora el mismo confiesa que se arrepiente de aquello y que ha pagado un costo político muy alto por ello.

Para todo el mundo esta claro que la guerra en Iraq no tiene salida… menos para el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de los EE.UU. En verdad, el fue derrotado ya desde aquel aparatoso aterrizaje en un portaviones en mayo del 2003, declarando que se había ganado la guerra.

Hay otros ejemplos en política exterior e interna.

Cuando hace dos años se fue a elegir al Secretario General de la OEA el candidato norteamericano lo fue el ex presidente de El Salvador, Francisco Flores. Si había enfrentado alguna acusación interna en su país no tuvo trascendencia internacional. Por lo tanto, puede pensarse que era un buen candidato… excepto por el hecho de que era una candidatura respaldada por los EE.UU. y él se confesaba un amigo cercano del Presidente Bush. Los tiempos han cambiado. América Latina y el Caribe quieren   aun aquellos que no comulgan con posiciones antinorteamericanas   más independencia en los organismos multilaterales. Al caerse definitivamente la candidatura de Flores el presidente norteamericano decidió respaldar entonces al Ministro de Relaciones Exteriores de México, un Canciller de un gobierno que era igualmente identificado como cercano a las posiciones estadounidenses. Tampoco lo logró. No se le ocurrió recurrir al recurso diplomático de que fuese otro el que propusiese.

En el Banco Mundial por un mal manejo de su presidente, Paul Wolfowitz, y cuando hasta el más ignorante sabía que no podría sobrevivir en la posición, el presidente Bush insistía en apoyarlo. Obviamente, tuvo que renunciar.

Después del regreso del Congreso al control demócrata no podía encontrarse quien pensase que Donald Rumsfeld pudiera permanecer en la Secretaria de Defensa. El presidente decidió apoyarlo. Poco después el Secretario tuvo que renunciar.

Nadie dudaba que el Secretario de Justicia, Alberto González, pudiera resistir el cuestionamiento por la destitución de 8 fiscales por razones políticas. El presidente lo respaldó hasta que renunció. Kart Rove, el cerebro gris de la Administración, principal asesor de la Casa Blanca y del cual casi todos pedían su cabeza por varias razones, incluyendo la sospecha de ser el responsable de haberse revelado la identidad de una agente encubierta de la CIA. El presidente lo defendió a capa y espada… hasta hace unos días en que tuvo que renunciar.

Se ve venir una crisis de la economía, pero el presidente declaró el pasado viernes de que la economía estaba bien. De eso nos ocuparemos en el próximo trabajo. Inexplicable lo que pasa en la Casa Blanca, ¿o Usted tiene una explicación?

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