¿Qué pasará después del fracaso del imperio?

¿Qué pasará después del fracaso del imperio?

FIDELIO DESPRADEL
El señor Bush aprovechó los atentados del 11 de septiembre para desplegar su estrategia de “guerra preventiva”. Diseñada por los más destacados “Think Tanks” a principios y mediados de la década de los 90, esta política expresaba el consenso de la cúpula dirigente, representada por los dos partidos que se alternan en el poder en los Estados Unidos.

La política ejecutada por Clinton en la antigua Yugoeslavia, incluyendo el nuevo papel de la OTAN, como sustituto militar de la ONU en la “nueva era”, fue tan sólo una muestra de esta estrategia de dominación mundial, que terminaría de cuajar en la presidencia de Bush.

“Debemos disuadir a los países industrializados avanzados (léase Japón, Alemania, Francia, Inglaterra, Canadá, entre otros, F.D.) de cualquier tentativa de desafiar nuestro liderazgo o de modificar el orden político y económico establecido”. Así rezaba un párrafo de uno de los documentos fundamentales elaborados a mediados de los 90.

“Dos guerra regionales simultáneas” (Afganistán e Irak), ocupación militar parcial de Arabia Saudita, control del petróleo de la región, cerco de hierro contra Rusia, contención de China, luz verde a Israel, evitar que Irán se convierta en una potencia regional, eran algunos de los objetivos estratégicos detrás de la acción de Bush.

Pero había algo detrás de todas estas iniciativas y planes, y que es mucho más importante desde el punto de vista del “orden político y económico establecido”. Me refiero a la supremacía del dólar como moneda de cambio e intercambio mundial.

Esa supremacía es la clave del “orden político y económico” concebido por las altas cúpulas de poder de los Estados Unidos, desde los acuerdos de Bretton Woods, después de la Segunda Guerra Mundial. Supremacía, que junto a la militar, garantizaba la hegemonía del gran capital financiero norteamericano por dos o tres generaciones más.

Es sabido que el dólar ha venido debilitándose. Sabido es también que ese debilitamiento se hace cada vez más evidente.

De manera que el fracaso de la estrategia de guerra contra Afganistán e Irak, y los demás aspectos que la complementaban, es el fracaso de la estrategia de dominación y hegemonía del capital financiero de los Estados Unidos, que hoy domina el mundo Ahora, con su popularidad en el suelo y el atolladero en Irak cada vez más evidente, la prensa y las cúpulas políticas le echan la culpa del fracaso al señor Bush. Pero este no es más que la expresión de las multinacionales que trazan las políticas del imperio, y al centrar la culpa en una persona, lo que buscan es ganar tiempo para tratar de encontrar alguna brecha por donde pueda vislumbrarse una salida del atolladero.

Por eso vacila la cúpula de poder de los Estados Unidos. Los demócratas más lúcidos saben muy bien lo que está en juego, y ahora, con las resoluciones sobre Irak, tan solo están ganando fuerza política para poder lidiar, en su momento, con el problema central que es la declinación creciente del dólar y el posible cuestionamiento a la supremacía mundial de la moneda norteamericana y de los Estados Unidos.

Los demócratas saben que los Estados Unidos no pueden salir en un año de Irak; que están empantanados y que sólo una diplomacia inteligente y los temores de las demás potencias, incluyendo China, a que un descalabro del dólar precipite una crisis del capitalismo mundial, pueden crear la brecha para intentar salir del atolladero sin perder la hegemonía.

Creo, junto a muchos analistas, que eso es imposible. Que lo que tenemos en el horizonte es una crisis mundial del capitalismo, tal como hasta ahora se nos presenta Podrán sortear momentáneamente esta crisis. Atemorizar a las otras grandes potencias de que un descalabro del dólar podría precipitar una crisis del capitalismo mundial donde todos se vean directamente involucrados. Con ello podrían ampliar el espacio político para la búsqueda de una solución transaccional. Pero esto tan sólo podrá atrasar una crisis que ya se ve venir. El mundo marcha hacía un descalabro del sistema-dólar y de los Estados Unidos y hacía una multipolaridad, que nadie sabe cómo será y cuyo parto devendrá en medio de grandes convulsiones sociales, políticas y militares.

Y no se sabe cómo será porque las fuerzas políticas de izquierda en todo el globo, principalmente Europa y EU, no se están planteando su irrupción en medio de esta crisis mundial, con la fuerza de sus pueblos, en especial los trabajadores, movilizados.

O sea, lo malo es que en medio de una situación tan grave, no haya en el horizonte propuestas y salidas revolucionarias a esta crisis mundial que se avecina.

He asomado un poco la cabeza en la situación mundial para descansar un poco del ahogo que me genera la situación dominicana. Vuelvo a mi país en los próximos, con más bríos.

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