«La división entre Miguel Vargas Maldonado e Hipólito Mejía no es una clásica lucha política entre dos facciones internas, sino el enfrentamiento final entre dos grupos económicos dominantes por el control de la organización, cuya decadencia pasa por una clara dependencia al oficialismo, la sociedad civil y la opinión pública. Lo que crea el inmovilismo social y político ante una inercia opositora».
Ese es el análisis del politólogo Juan Carlos Espinal ante la crisis interna del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), cuyo punto de partida es colocado por otros analistas en las contradicciones de Mejía y Vargas después del 7 de marzo del 2011, cuando Hipólito ganó la convención, pero Miguel Vargas no aceptó los resultados y acusó a la comisión electoral- que presidía Emmanuel Esquea Guerrero- de incurrir en irregularidades.
Ante esto, la facción de Hipólito Mejía representada por el presidente en funciones del partido blanco, Andrés Bautista y el secretario general, Orlando Jorge Mera, suspendió a Vargas Maldonado y otros dirigentes bajo la acusación de haber cometido faltas graves y violar los estatutos de la organización.
De inmediato, Vargas reaccionó calificando la decisión de la Comisión Política como una deslealtad institucional y una traición al legado democrático del partido.
Una semana después el grupo del hoy presidente del partido blanco, acudió al Tribunal Superior Electoral (TSE), entidad que el viernes 8 de junio dejó sin efecto las suspensiones y expulsiones que había emitido la Comisión Política del PRD.
Se agudiza la crisis. La confrontación interna quedó aún más deteriorada en julio de 2011 cuando la facción de Miguel Vargas ratificó a Ruddy González como vocero de la Cámara de Diputados con el voto de 40 legisladores de la Cámara Baja y el grupo de Hipólito Mejía eligió a Eugenio Cedeño con el respaldo de 30.
El vergonzoso episodio de las sillas. Unos de los hechos que profundizó aún más las rencillas en el PRD, fue el enfrentamiento a tiros y sillas que sostuvieron algunos de sus dirigentes, lo que impidió la reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) el domingo 27 de enero del 2013, en la Casa Nacional.
El lío dejó un saldo de ocho heridos y el local central del partido balnco quedó destrozado, por lo que tuvo que ser remozado, oportunidad aprovechada por Vargas para fortalecer la seguridad de la construcción.
Todavía ambas facciones no han podido conciliar un acercamiento. El grupo de Hipólito pide a Miguel una convención ya, pero Vargas dice que será en el 2014.
Recientemente el dirigente perredeísta Guido Gómez Mazara dirigió una carta pública al presidente del PRD, en la que advierte sobre los riesgos en el partido si se posterga la fecha de la convención de la organización, mediante “tácticas dilatorias”.
Todo seguirá igual. A juicio del politólogo Espinal de aquí al 2016 no habrá cambios excepcionales en la política nacional y el centrismo del oficialismo se impondrá, puesto que la división de los perredeístas facilitará el retorno de Leonel Fernández al poder.
El experto considera que el PRD no es un partido con características institucionales sino que ha pasado a ser un movimiento social que agrupa electoralmente tanto a empresarios como activistas electorales en coyunturas específicas y eso acelera la crisis de la organización porque no posee legitimidad.
“Habrá un éxodo de dirigentes perredeístas a otros partidos del sistema, especialmente hacia el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y esto repercutirá en una alianza municipal que prolongará el dominio del partido morado”, vaticinó.
Proyecta además que el PLD se verá impactado negativamente ante el vacío social y político ya que surgirán nuevos actores sociales dentro del ámbito político con clara preeminencia en grupos juveniles y de la sociedad civil, aún sin vocación de poder y marginales.
Instrumento democrático. Pero la politóloga Olaya Dotel entiende que el PRD no superará sus problemas hasta tanto no haga conciencia de su valor como instrumento al servicio de la democracia.
Precisa que la construcción de una solución, sobre todo en la facción en la que está Hipólito Mejía y otros dirigentes, “basta en demostrarles a sectores políticos manejados por Miguel Vargas Maldonado, que son una fuerza política importante para la gobernabilidad”.
“Bajadero para hacer los acuerdos”. Pero el sociólogo Domingo Matías explica que la historia del PRD es la de la crisis política interna. Recordando el conflicto entre Juan Bosch y Juan Isidro Jiménez Grullón en el exilio, en la fase de construcción del partido.
Relató que a partir de la organización llegar al país después de la dictadura de Rafael L. Trujillo se suscitaron nuevamente crisis entre Juan Bosch y Peña Gómez, posteriormente entre Peña y otros líderes políticos del partido blanco, y cada una de estas crisis ha desembocado en acuerdo, que se producen a partir del develizamiento de las diferentes facciones.
“Mientras más se va profundizando el debilitamiento de las facciones existentes, eso va conduciendo a buscar lo que en el país se conoce como el “bajadero para hacer los acuerdos”, consideró.
El especialista señala que el partido blanco ha perdido su origen filosófico partiendo de lo que es la demanda de los principios y valores establecidos en la corriente política, y que no se vislumbra el camino de carácter ideológico que pueda servir para hacer una opción creíble en la sociedad dominicana.
Ruptura. El también experto en temas municipales señala que la organización blanca tiene dos caminos, el de la separación total o la vía del reencuentro. Dice que el camino de disolución definitiva es el peor para ambos sectores. Indica que resolver su crisis podría favorecer al PRD, pero también el camino de la ruptura puede dar al traste del surgimiento de nuevas fuerzas políticas que se articularían alrededor de proyectos novedosos.
“El desenlace no es predecible, lo que uno puede es marcar posibilidades de escenarios que se podrían presentar en el futuro inmediato de la organización, pero mientras más tarde se forjen los acuerdos, más tendrían que perder ambas facciones”, concluyó el sociólogo.