Desde el pasado año, el Gobierno otorga un bono escolar de mil pesos a dos millones de estudiantes de las escuelas públicas. Este dinero lo reciben los beneficiarios a través de sus padres o tutores mediante el Banco de Reservas.
Con el monto asignado, los estudiantes pueden comprar muy poco, aunque quienes asisten a planteles públicos también reciben otros beneficios como transporte, útiles escolares, uniformes, desayuno, merienda y almuerzo. Es una inversión para que nadie deje de estudiar, es la conquista del 4% para la educación.
A la escuela pública asisten poco más de dos millones de estudiantes, mientras que a los planteles privados acuden 559,691, sumando un total de 2,587,965 estudiantes en el país.
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Si bien es cierto que la mayoría asiste a los planteles públicos, una buena proporción de la clase media y media baja opta por colegios privados. Este sector, compuesto por familias de ingresos fijos, debe afrontar gastos muy altos en el mes de agosto para enviar a sus hijos a estos planteles.
Una buena parte de estas familias se ve obligada a solicitar préstamos, a veces incluso recurriendo a usureros, cuando su capacidad financiera les impide acceder a la banca formal, todo para poder afrontar los gastos del mes de agosto, destinado a la educación de sus hijos.
Más del 70% de las familias de clase media, media baja y de ingresos fijos debe endeudarse para cubrir los insumos escolares, cuyos precios están inflados, además de enfrentar el aumento en las tarifas de las escuelas y cambios en algunos libros de texto.
Esta afirmación surge de un sondeo realizado por Onpeco entre el 31 de julio y el 5 de agosto, donde las familias respondieron que el costo de los insumos para enviar a sus hijos a la escuela ha aumentado considerablemente respecto al año pasado.
Estamos hablando de una simple goma de borrar, lápices de colores, mochilas, cuadernos, zapatos, uniformes y otros útiles necesarios para ir a la escuela.
Según publicaciones aparecidas en el periódico Hoy los días 4 y 5 de agosto, sin incluir los libros, los padres deben gastar entre 15 y 20 mil pesos, suma que aumenta dependiendo de la cantidad de escolares en la familia.
Las razones expuestas anteriormente son las que motivan a reclamar un sueldo adicional en agosto para las familias asalariadas que aún no se atreven a enviar a sus hijos a las escuelas estatales.
Al tratar el tema con algunos amigos, varios justifican que todos los estudiantes deberían ir a las escuelas públicas, pero coincidimos en que todavía no estamos preparados para ello, algo que deberá lograrse en la medida en que el país progrese, al menos en materia de seguridad ciudadana.
Otra solución para ayudar a los asalariados sería la exención de impuestos a las herramientas necesarias para asistir a la escuela, como ocurre en algunos estados de la Unión Americana.
La educación es el mecanismo idóneo para el progreso de los pueblos. La capacitación de los ciudadanos desde la primera infancia garantiza el desarrollo humano, y este desarrollo es fundamental para que el sistema avance y reduzca la brecha de la desigualdad que nos afecta. Formamos parte de América Latina y el Caribe la región más desigual del mundo.