La mayoría de los historiadores concuerdan en que la noche del 27 de Febrero de 1844 fue un momento en donde la nobleza y el valor de hombres y mujeres dieron todo por la libertad, entregando bienes y hasta su vida por lograr la Independencia Nacional.
Ese memorable 27 Los Trinitarios ocuparon la Fortaleza Ozama e inundaron la noche con el trabucazo de Matías Ramón Mella en la Puerta de la Misericordia, diciendo a viva voz las palabras sacrosantas: ¡Dios, Patria y Libertad!.
Ya proclamada la independencia, la tarea siguiente era defenderla, pero eso no fue problema pues la naciente República Dominicana encontró la entrega de personas que lucharon por ese objetivo pues ya estaban cansadas de permanecer por más de 22 años bajo el yugo haitiano, sufriendo la prohibición de las costumbres criollas, las restricciones en el uso del idioma español, el cierre de la universidad y muchas otras cosas.
Lamentablemente fueron cientos los héroes anónimos que los que perecieron por la conservación del territorio, en batallas como la de la Fuente del Rodeo (13 de marzo de 1844), Cabeza de Las Marías y Las Hicoteas (18 de marzo de 1844), de Azua (19 de marzo de 1844) , Tortuguero (15 de abril de 1844) y de Cachimán (17 de junio de 1845)entre otras.
Los miembros del ejército haitiano sobrevinieron hasta 1856, sin que los dominicanos cedieran ni un pizca del territorio, defendieron a sangre y fuego la Independencia Nacional.
A pesar de que todo esa lucha que tuvieron que vivir nuestros libertadores, hoy 174 años después del trabucazo liberador, la República Dominicana está entre dudas sobre la «soberanía» que por derecho corresponde. Y es que ideal que tuvo Juan Pablo Duarte y Los Trinitarios de implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera no es precisamente lo que se ve a diario.