¿Qué perspectivas presenta la economía latinoamericana?

¿Qué perspectivas presenta la economía latinoamericana?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
La actividad económica en América Latina y el Caribe experimentó sólidos resultados durante 2005, al registrar un crecimiento de 4.4%. Este aumento principalmente fue debido a una buena gestión de la política macroeconómica, pero también a los elevados niveles de liquidez internacional, la firme demanda mundial y los elevados precios de las exportaciones de la región.

Salvo en Brasil y México, donde el aumento de las tasas de interés contribuyó a una aminoración de la expansión en 2005, la política monetaria en la región por lo general ha sido de adaptación. A su vez, la política fiscal ha sido relativamente neutral. Si bien las perspectivas económicas para la región son relativamente favorables, no hay razón para dormirse en los laureles. Hasta ahora, la recuperación económica parece ser muy reciente y no es posible establecer si se producirá un cambio en las tendencias a largo plazo, tanto en términos de los elevados precios de los productos básicos como de la liquidez de los mercados de capital.

Después de tres años de crecimiento económico acelerado, las economías de América Latina  van a crecer más lentamente a partir de 2007, según las recientes proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y Naciones Unidas. Se sostiene que el reciente crecimiento económico latinoamericano se ha debido principalmente a factores externos (como los altos precios de las materias primas y el vigoroso crecimiento mundial, que hicieron crecer las exportaciones de muchos países). De esta forma, se da por seguro que el crecimiento económico mundial seguirá contribuyendo a mantener la demanda de las exportaciones de la región y al elevado precio de los productos básicos, lo que reactivará los ingresos y la demanda interna. No obstante, no es secreto para nadie que las condiciones externas, tarde o temprano, podrían ser menos favorables. El Banco Mundial ha dicho que los precios de las materias primas dejarán de crecer como en los últimos años, lo que afectará a las exportaciones de varios países latinoamericanos. Simultáneamente, en otros, las políticas populistas podrían ahuyentar las inversiones.

Las perspectivas

 Según las proyecciones del estudio de Banco Mundial, titulado el «Financiamiento del Desarrollo Global 2006», las economías de América Latina crecerán en un 4.6% este año, 4% en 2007 y 3.7% en 2008, «reflejando una significativa desaceleración en Argentina y Venezuela», los dos países de la región que reportaron las tasas de crecimiento más altas el año pasado. Los países que dependen en gran medida de las exportaciones agrícolas, como Argentina, Brasil, y Uruguay, se verán afectados por un crecimiento más lento de los precios de los productos agrícolas en los próximos dos años. Y países exportadores de metales, como Chile y Perú, también se verán afectados por un crecimiento más moderado de los precios de los metales. Venezuela, Ecuador, México y otros países productores de petróleo que se han beneficiado de elevados precios del crudo en años recientes no verán los mismos incrementos en sus ingresos por exportaciones petroleras en los próximos años. El aumento de la inversión mundial en exploración y nuevas refinerías, así como también una mayor conservación de energía, frenará un tanto el crecimiento reciente de los precios del petróleo. Al igual que este año, América Latina continuará siendo la región del mundo en desarrollo que menos crecerá en 2007. Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) también está pronosticando una baja de 0.5% en el crecimiento de la región en 2007, a un 4.1%.

Si bien el panorama económico para la región de América Latina y el Caribe es alentador (elevados precios de los productos básicos y liquidez de los mercados de capital), puede afirmarse, casi con certeza, que las actuales condiciones se deteriorarán. Por ello, una forma inicial para mejorar buenos resultados recientes sería adoptando otras medidas importantes, a los fines de mejorar el clima para la inversión, consolidar las finanzas públicas y lograr una distribución más equitativa de los frutos producidos por el aumento del crecimiento. De allí, la suscripción del Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana y América Central y los Estados Unidos (CAFTA) constituye un paso de importancia para mejorar el desempeño, y no sólo porque Estados Unidos es el principal socio comercial de estos países. El tratado también permitiría intensificar el comercio y las inversiones dentro de los países de la región facilitando un mayor crecimiento económico. No obstante, para poder obtener el máximo de beneficios se deben superar grandes obstáculos. Es necesario mejorar el suministro de electricidad y la calidad de las carreteras,  y aumentar la eficiencia de los puertos y de los servicios aduaneros.

Otras medidas tienen que ver con dar mayor dinamismo a los sistemas financieros, elevar la calidad de la educación y aumentar su cobertura y, en términos generales, fortalecer las instituciones. Aunque con una incidencia mucho menor que en el pasado, la política fiscal procíclica y el carácter inflexible del gasto en prestaciones preceptivas siguen planteando riesgos para la región. Las autoridades deberían tener especial cuidado en evitar que el gasto público (sea o no de índole preelectoral) contribuya a un sobrecalentamiento de la economía nacional. La demanda interna ya está creciendo a un ritmo muy rápido, y cualquier impulso adicional del sector público podría ser suficiente para generar presiones inflacionarias, que obligarían a las autoridades monetarias a elevar las tasas de interés y desacelerar el crecimiento. De igual manera, la incertidumbre generada por los desequilibrios mundiales plantea otro riesgo para la región. En caso de producirse una marcada desaceleración de la demanda externa, cabría esperar que los precios de los productos básicos disminuyan y las tasas de interés aumenten, con lo cual, la región deberá enfrentar una triple amenaza en sus perspectivas económicas.

Situación económica

Si bien la región de América Latina y el Caribe evidenció un aumento del Producto Interno Bruto (PIB) de 4.4% en 2005, este representó una considerable disminución respecto del crecimiento del 6.0% registrado en 2004. La pérdida de impulso obedeció, fundamentalmente, a la desaceleración de la actividad económica en algunos países importantes. En Brasil, el crecimiento disminuyó del 4.9 al 2.3% en respuesta a una política monetaria restrictiva, en tanto que en México la política monetaria restrictiva y la fuerte competencia en los mercados de exportación redujeron el crecimiento del PIB al 2.9% mientras que en 2004 había llegado al 4.4%. La pérdida de impulso de la región también se debió a la pronunciada desaceleración de la actividad económica en Uruguay y en la República Bolivariana de Venezuela. Tras crecer a un ritmo insostenible en 2004 (del 12.3 y el 17.9%, respectivamente), la producción de estos países se desaceleró hasta llegar a un ritmo, que aún es muy alto, del 6.2% y el 9.4%, respectivamente. Sin incluir a estos cuatro países, la actividad económica de la región repuntó levemente y se expandió 6.7%.

Entre las razones que explican la mejoraría en el comportamiento económico latinoamericano se destacan esencialmente dos: una, debido a que varios países grandes (Argentina, Uruguay y Venezuela) se recuperaron de crisis anteriores; y la otra debido a la presencia de condiciones externas extremadamente favorables, caracterizadas por el rápido aumento de la demanda de las exportaciones de la región (principalmente petróleo, metales y minerales), el elevado precio de los productos básicos y la abundante liquidez en los mercados financieros internacionales. Igualmente, se ha señalado que la aplicación de mejores políticas macroeconómicas, monetarias y microeconómicas también contribuyeron a esos resultados. La reducción de los déficit públicos, la baja de la inflación, la disminución de la relación entre deuda externa y exportaciones, y la considerable mejora de la posición en la cuenta corriente regional, sumadas a la elevada liquidez y los precios sin precedentes del petróleo, han contribuido al descenso de las primas de riesgo soberano y las tasas de interés nacionales en la región.

Los elevados precios de los productos básicos (y el robusto crecimiento del volumen de las exportaciones) permitieron que la posición en cuenta corriente de la región mejorara nuevamente en 2005, registrando un superávit del 1.5% del PIB. Incluso en los países más pobres de América Central y el Caribe que dependen del petróleo, no se registró un deterioro importante en las posiciones en cuenta corriente, debido en parte al aumento de los flujos de remesas y a los altos precios de los productos básicos no petroleros, en particular el azúcar. En muchos países, el aumento de los productos primarios de exportación (como el precio del café, el azúcar y los metales) ha compensado en gran medida el efecto del aumento de los precios del petróleo y la baja del precio de los productos agrícolas. Esta situación externa favorable contribuyó a una presión general tendiente a la apreciación cambiaria, la que se vio controlada por la gran acumulación de reservas internacionales. En general, la relación entre la deuda externa y las exportaciones de la región ha disminuido de 195% en 2002 a 112% en 2005, lo que ha permitido reducir aún más la vulnerabilidad de los países a las perturbaciones en el tipo de cambio. La percepción de que el riesgo soberano es más bajo, la política monetaria y fiscal más acertada y la búsqueda de mayor rendimiento por parte de los inversionistas internacionales también han atraído a los inversionistas hacia los títulos de capital latinoamericanos.

En lo que respecta a la política fiscal, es de destacar también que la mayoría de los países han evitado un significativo aumento del gasto del gobierno, disminuyendo los déficit públicos de la región. Gran parte de la mejora en los saldos fiscales dentro de la región es atribuible a ganancias extraordinarias derivadas de los elevados precios de los productos básicos y a la disminución de los cargos por servicio de la deuda generada por las bajas tasas de interés, la reestructuración de la deuda y los reembolsos de deudas. Por su parte, la política monetaria ha sido bastante acomodaticia, con tasas de interés bajas pero positivas en términos reales. Muchos países han adoptado tipos de cambio flexibles y han fijado metas explícitas de inflación. La tasa promedio de inflación de América Latina fue de 6.1% manteniendo su tendencia decreciente desde el 12.2% de 2002, fundamentalmente debido a los cambios importantes que se introdujeron en el último decenio en la política monetaria. Gracias a estos sólidos resultados externos, y a políticas macroeconómicas más acertadas, las monedas de la región se han fortalecido. Desde mediados de 2004, prácticamente todas las monedas de estos países, en particular las de Brasil, Chile, Colombia y República Dominicana, se han apreciado frente a un promedio ponderado de las monedas de sus socios comerciales ajustadas según la inflación sin que ello, sin embargo, haya tenido un efecto negativo en la competitividad externa.  

El autor es economista y profesor universitario.
E-Mail: adolfomarti@verizon.net.do

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