¿Qué problemas enfrenta la escasez de agua del
siglo XXI?

¿Qué problemas enfrenta la escasez de agua del <BR>siglo XXI?

POR ADOLFO MARTÍ GUTIÉRREZ
Una de las actividades de celebración más importante que se realiza cada año es el día mundial del Agua, el 22 de marzo. Ese día nos proporciona la oportunidad de reconocer la importancia fundamental del agua en nuestras vidas diarias y para la reducción de la pobreza, el ambiente y el desarrollo sostenible de las naciones.

Ese año también se celebra el “Foro Mundial del Agua”, donde más de diez mil delegados que participan cada año tienen por delante grandes desafíos. Uno de ellos consiste en encontrar el modo de reducir a la mitad el número de personas en el mundo que no tienen acceso a agua potable, a más tardar para el año 2015. Se calcula que más de dos millones de personas mueren anualmente debido a enfermedades relacionadas con la falta de disponibilidad de agua potable, como es el caso del cólera. Tendrán además que resolver problemas como las sequías, inundaciones, cambio climático y los posibles conflictos en torno al tema del agua. Este foro, el cuarto en su especialidad, es auspiciado por el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras organizaciones no gubernamentales.

En años recientes, la ONU y otras organizaciones han publicado varios informes en los que destacan la desesperada situación de algunos países donde las fuentes de agua están desapareciendo a un ritmo alarmante. La ONU estima que para 2020, el promedio de agua por persona en el mundo será un tercio de la que consume en la actualidad, fundamentalmente debido a la falta de acción y a la falta de conciencia. La mayoría de las sesiones de los foros mundiales se concentrarán en buscar diferentes maneras para prevenir el desperdicio de agua mediante la implementación de mejoras en el suministro o en los métodos de irrigación. De igual modo, examinan cómo los suministros de agua pueden mejorarse involucrando la participación del sector privado.

El problema

Lo cierto es que uno de cada cinco habitantes del planeta no tiene acceso al agua potable y un 40% de la población mundial no dispone de sistemas básicos de saneamiento, resultado en gran medida de la mala gestión del agua y de la corrupción, según señaló un informe de la ONU. Otro informe de las Naciones Unidas sobre el “Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo” refleja que los 1,100 millones de personas que carecen de agua potable y las 2,600 millones que no tienen instalaciones sanitarias básicas se encuentran en las zonas más pobres del mundo y más de la mitad vive en China e India. Los informes, presentados en los Foros Mundiales del Agua, indican que la insuficiencia de agua potable se debe más al ineficiente suministro del agua que a su escasez. Las Naciones Unidas han sostenido que la carencia de los servicios básicos se debe regularmente a un mal manejo por parte de la población, a la corrupción, la falta de instituciones apropiadas, inercias burocráticas, déficit de nuevas inversiones en la creación de capacidades humanas y la escasez de infraestructuras físicas. Revela, que junto a los problemas de acceso se da un problema de mala calidad del líquido, lo que se traduce en la presencia de algunos padecimientos en el mundo. Por ejemplo, en 2002 las enfermedades diarréicas y el paludismo acabaron con la vida de 3.1 millones de personas, un 90% de los cuales eran menores de cinco años.

La ONU estima que cada año se podría salvar la vida de 1.6 millones de personas si tuvieran acceso a abastecimientos de agua potable e instalaciones sanitarias e higiénicas. Alude además a que casi la totalidad del agua del planeta no es apta para consumo humano, donde el 97.5% se encuentra en los océanos y sólo el 2.5% restante es agua dulce. Del total de agua dulce, el 68.7% se halla en los glaciares, la mayoría de la cual, sin embargo, no es una fuente del líquido debido a que es inaccesible; el 30.1% está en el subsuelo y sólo un 0.4% proviene de la superficie (lagos, ríos, arroyos) y la atmósfera. Anota además que entre el 25% y el 40% del agua potable que consume el mundo proviene del subsuelo. Aún así, la ONU es optimista todavía al considerar que el mundo dispone de gran abundancia de agua dulce.

Pero en 2007 la mitad de la humanidad vivirá en ciudades y metrópolis, y para 2030 dicha proporción será de dos tercios de los habitantes del planeta, lo que provocará un aumento de la demanda de agua en las zonas urbanas. Se calcula que unos 2,000 millones de estas personas vivirán en asentamientos irregulares, que es donde más se sufre las consecuencias de la falta de agua limpia. Se estima también que la población mundial necesitará en 2030 un 55% más de alimentos para subsistir, lo que se traducirá en un incremento de la demanda de agua para la siembra, que actualmente representa el 70% de toda el agua dulce destinada al consumo humano. El 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua, y muchos de ellos son consecuencia de la explotación inadecuada del suelo.

La industria mundial (los intereses)

Según Tony Clarke y Maude Barlow (2004), en su best seller titulado “oro azul: las multinacionales y el robo organizado de agua en el mundo”, manifiestan la preocupación de que en tiempos modernos ha surgido una nueva industria mundial del agua, cuyo valor ronda, según estimaciones del Banco Mundial, en el billón de dólares (2001). Sostienen, con acierto, como de pronto el agua se ha convertido en un bien muy preciado en los mercados mundiales. Por ello, del mismo modo que el petróleo ha pasado a ser el “oro negro” del siglo XX, el agua está destinada a convertirse en el “oro azul” del siglo XXI. En un clima en que la progresiva escasez de agua se asocia a una demanda cada vez mayor de este recurso, su valor de mercado se ha triplicado. En consecuencia, los especuladores de la inversión han procurado adquirir los derechos de aguas en zonas agrícolas, con el fin de venderlos a las ciudades sedientas. Ha surgido así una nueva clase de empresarios “cazadores de agua”, que explotan los recursos de agua dulce del planeta y los venden al mejor postor. Entre los principales magnates de este pujante sector, se encuentran las corporaciones con fines lucrativos que ofrecen servicios de agua o venden agua embotellada.

Con el fin de aprovecharse de la crisis del agua en Latinoamérica, numerosas empresas privadas europeas han decidido asumir las operaciones de suministro público de agua en la mayoría de los países de la región, incluidos Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay. Aunque algunas compañías tienen contratos con los municipios, la mayoría de las empresas que intervienen en América latina son filiales locales de las tres principales corporaciones de alcance internacional: las francesas Suez y Vivendi y la alemana RWE-Thames. En conjunto, dichas compañías aportan servicios de agua corriente y saneamiento a 300 millones de clientes en más de 130 países. Hace una década, el grupo prestaba servicio a sólo 51 millones de personas en doce países. Suez y Vivendi controlan ahora más del 70% del mercado de suministro de agua en todo el mundo. Sus ingresos se han incrementado al mismo ritmo que su desarrollo. Las tres se sitúan entre las 100 empresas mundiales con unos ingresos anuales conjuntos de más de 150,000 millones de dólares, y una tasa de crecimiento anual del 10%, lo cual supera muchas economías nacionales en las que intervienen.

Otro grupo de magnates son los que manejan el negocio del agua embotellada. En la actualidad, este sector es uno de los menos regulados del mundo. En los años 70, el volumen anual de líquido embotellado y comercializado era de 1,000 millones de litros. Pero antes de 2000, las ventas ascendieron a 84,000 millones de litros, de los cuales el 25% se comercializa y consume fuera del país de origen.

Las consecuencias

Los problemas que ha provocado la escasez de agua perjudican el desenvolvimiento de las actividades económicas, el equilibrio de los ecosistemas, la sobrevivencia de los seres vivos y el bienestar de las poblaciones. Por ejemplo, en los desiertos prácticamente no llueve o sólo ocurre esporádicamente. El agua, aún cuando puede ser considerada un “recurso renovable” dada su disponibilidad y accesibilidad,  es considerado finito. La falta de agua potable, dificulta la limpieza corporal y saneamiento del ambiente, lo que favorece el aumento de enfermedades asociadas a la deficiencia de higiene. Por ejemplo, enfermedades diarreicas, cutáneas e infecciones por ectoparásitos (como los “piojos”), pueden atenuarse o evitarse, donde se conjuguen los buenos hábitos de aseo y cantidad suficiente de agua potable.

Entre algunas causas que han contribuido a la escasez de agua pueden citarse normalmente se citan 6 fundamentales: (1) el crecimiento de la población humana y de los centros urbanos; (2) el aumento de la industrialización; (3) desperdicio y/o mal uso; (4) contaminación; (5) disminución y/o agotamiento de algunos cuerpos de aguas dulces; y (6) la alteración del ciclo hidrológico.

Y es que el agua dulce es un recurso natural renovable (ciclo hidrológico), pero finito, en relación a los niveles de consumo. Es así como en muchas comunidades del globo, es un recurso de difícil acceso, sea para uso doméstico o para la agricultura. Vemos que en África (Senegal, Mauritania, Malí) y otras partes del mundo, el agua es un recurso cada vez más escaso y de regular calidad. Las informaciones nos hablan de la desaparición del río Senegal (África), del virtual agotamiento del lago Peñuelas en la V Región; y en Beijing (China), un tercio de los pozos de captación de agua, que alimentan la población se han secado y la mesa del agua se reduce a dos metros por año.

Disponibilidad, consumo y uso eficiente es una trilogía que cada vez más deberá tenerse presente en el momento de planificar la gestión del recurso agua. En las dos últimas décadas, el consumo del agua potable ha aumentado, prácticamente, en todo el mundo. No obstante, este incremento, producto del desigual desarrollo socioeconómico, ha sido diferente tanto a nivel de países, así como también dentro de ellos. Es necesario desde ya establecer políticas de uso eficiente y de forma equitativa, que incidan en una economía de este recurso, ya cada vez más escaso.

 

El autor es economista y profesor universitario. E-Mail: adolfomarti@verizon.net.do

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