La integridad es una condición que hiere y gratifica profundamente, produciendo agonía y éxtasis; por eso, no muchos la poseen.
Las motivaciones reales o íntimas que tiene el Dr. Francisco Domínguez Brito, Procurador General de la República, para intentar reabrir un expediente de la envergadura que tiene el caso del senador Félix Bautista, serían un excelente retrato de su acervo moral. Sin embargo, no las ha revelado ni creo que las revelará. Eso me ofrece la oportunidad de hacer las siguientes especulaciones: Primero, que podría ser un asunto personal intra-partidario que, como absceso madurado, ahora expulsa su pus; segundo, que sería un ardid maquiavélico para cuando acose a los de la oposición nadie pueda calificarlo de sectario; tercero, que esté buscando protagonismo con pejes gordos para sus aspiraciones presidenciales en cuatro años y por último, demostrar que realmente tiene integridad, lo cual sería sacarse la lotería todo el pueblo dominicano.
Lamentablemente, el Procurador dio una penosa demostración de debilidad cuando, respondiendo declaraciones del Dr. Marino Vinicio Castillo dejó claro que hay una exclusión pre-determinada, descartando cualquier acción que toque al ex presidente Leonel Fernández y afirmando: Soy de los hombres de su equipo. Lo anterior no es una postura inusual en nuestro medio; recordemos que el ex presidente Hipólito Mejía dijo durante la pasada campaña electoral que al Superintendente de Seguros no lo incluiría dentro de los corruptos que probablemente perseguiría si ganaba las elecciones, porque era su enllave y así muchos otros dirigentes nacionales liberan de sospecha o culpabilidad a sus amigos o allegados, atacando solamente a sus corruptos favoritos.
Sería realmente grandioso saber, con certeza, qué procura el Procurador.