Lo mejor que podría ocurrirle a la República Dominicana es que las cúpulas de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y de la Fuerza del Pueblo (Fupu) lleguen a un acuerdo de ir unidos a las próximas contiendas electorales que se avecinan.

Una situación así, estimamos nosotros, sería llegado el momento de las definiciones en el país, en que el pueblo votante de la República Dominicana deberá decidir de qué lado está; sí de los que queremos el adecentamiento de la vida pública o de los que prefieren se mantenga el actual estado en que aún se lucha contra la corrupción e impunidad.

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Recuérdese la frase lapidaria del ilustre Franklin Almeyda Rancier, cuando el PLD se vendía como el paladín de la moralidad pública. Dijo el exrector de la UASD: “el país se divide entre corruptos y peledeístas”. El tiempo le dio tremenda bofetada ante el país. Ahora resulta que algunos dirigentes de la cúpula del PLD arrastran acusaciones de corrupción sin precedentes.