¿Qué quieren las mujeres?

¿Qué quieren las mujeres?

POR MARTHA PÉREZ
Tomo el título, oportunamente, de una interesante nota editorial de un diario de circulación nacional en su edición del sábado 7 de los corrientes, para inducir a la reflexión de hombres y mujeres sobre lo que realmente quieren estas últimas, que, contrario a Doris Lessing, “ícono de la liberación femenina de los años sesenta”, como cita el referido diario, “las mujeres modernas lo pueden hacer todo y, sin embargo, sólo quieren encontrar una pareja”.

Hablar de las aspiraciones de las mujeres en esta época, parece un tema controversial y no lo es; muchos/as lo evaden porque abordarlo en toda su dimensión, implicaría analizar tantas manifestaciones de la conducta humana, en este caso femenina, como circunstancias en la vida de diversos tipos, clases, intereses y temperamentos de las mujeres; dejando aparte orígen y costumbres; y la condición social, muchas veces impuesta por la autodiscriminación.

Desde que aparece el feminismo en las ideas del siglo XVIII, como movimiento social para conceder a la mujer la igualdad de derechos económicos, jurídicos y políticos con respecto al hombre, comenzaron a destacarse muchas mujeres en varias partes del mundo encausando niveles de una lucha que aún crece en el seno de esta sociedad moderna y cambiante al galopar de la tecnología del conocimiento. Aquellas luchas, que tomaron como fuente el feminismo, incluían reivindicaciones como la educación igualitaria, -una de la metas de los objetivos del milenio-; asi como derechos a los tres aspectos esenciales de su existencia: económico, jurídico y político. Hoy, muchas mujeres pueden exhibir logros importantes, aunque todavía otras tantas viven subyugadas a esa falta de derechos, en algunos casos, nisiquiera a la relación sexual para la reproducción. La historia de la lucha de la mujer es tan larga, novelesca y dolorosa, como ejemplarizante y hermosa. En ese trayecto interminable, aunque muy recorrido, las mujeres siempre han sabido lo que quieren. Es cierto que algunas mujeres modernas “lo pueden hacer todo y sin embargo sólo quieren una pareja”; pero no una pareja solo para agitar su cuerpo en la líbido del sentimiento fingido y el contacto efímero y fugaz, y disfrutar la reacción de unas neuronas que igualmente pueden responder ante la calma a la sed del placer carnal que a la necesidad de respuestas a la sed de alimento, sosten familiar e inseguridad. Lágrimas, gemidos atragantados, llanto, agitación, son de las similares respuestas que sólo ellas son capaces de identificar. Entonces, quieren las mujeres modernas sólo una pareja, no!

Las mujeres, modernas o conservadoras, porque no vamos a entrar en detalles para clasificarlas; seguras de sí mismas, las que se aman y se aceptan tal como son, con las condiciones físicas que las ha proveído la naturaleza, con objetivos y proyectos de vida claros y definidos, con un sentido de sus derechos y sus deberes como ciudadanas, conocedoras y respetuosas del rol que les asigna la sociedad por lo que son y aceptan ser; formadas con un concepto de familia, educadas y/o alfabetizadas en valores; conscientes de que el feminismo no es igualdad en las condiciones y/o características físicas, sociales de los sexos, sino en igualdad de derechos civiles, económicos y políticos, con oportunidades de participación y por tanto, esa igualdad no implica sustituir al hombre, sino igualarlo en sus quehaceres y/o roles, complementarlo en el entorno familiar o laboral; esas mujeres, en todas partes del mundo, de cuyos ejemplos en nuestro país nos honramos, lo pueden hacer todo y sus metas no se limitan a tener una pareja en el sentido literal y carnal. Diversas situaciones pueden conducir e inducir a una mujer a priorizar la necesidad de una pareja, sobre todo, si no posee la mínima de las condiciones antes señaladas. El rechazo familiar, el desafecto, la exclusión social, la condición de madre soltera, el desempleo y la improductividad, la fantasía, la adición a las modas y a un elevado nivel de vida, la competencia, la inseguridad, necesidad de “independizarse”, etc. Casi siempre relaciones derivadas de estas situaciones resultan desafortunadas, originando, consecuentemente, una nueva o doble condición situacional a la mujer “víctima”.

Desgraciadamente, en nuestras sociedades modernas de hoy, estos tipos de relaciones de pareja, generalmente informales, inestables, sobre todo, entre la juventud,  están agregando un matiz desnaturalizador al concepto tradicional de la relación de pareja, absorbido por la sociedad de hoy, lo cual, asigna, directa o indirectamente,  un sentido de descrédito a la conducta de la mujer, de manera generalizada. Ser mujer, es una condición de género que no deben cambiar ni el tiempo ni las circunstancias. Una puede ser moderna, tradicional, conservadora, conforme los cambios en el tiempo, pero sigue teniendo la misma condición de género. Y eso hay que reconocerlo, defenderlo y tenerlo muy presente. 

Los logros de la mujer de hoy es el reflejo de la lucha de la mujer de ayer; esa mujer de hoy, en reconocimiento a esa lucha incesante continúa transitando el mismo camino y levantando la misma bandera para garantizarle un futuro seguro en igualdad a las mujeres de mañana. Es innegable el avance como irreversible el compromiso de continuar para mantener los derechos alcanzados, hacia una condición y calidad de vida que garantice el tránsito justo, igualitario en el camino de las conquistas que están construyendo estandartes en los espacios sociales y políticos para que la mujer cuente con escenarios donde pueda expresar a toda voz: Queremos un mundo mejor fruto de una sociedad justa, construida en una cultura de paz, con la participación de hombres y mujeres.

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