La historia es sobrecogedora. Los testimonios, demoledores, no dejan lugar a dudas. La Policía Nacional, contrario a lo que dicen sus superiores, sigue siendo  un cuerpo represivo, compuesto por individuos que sólo saben maltratar.

No sé qué pensarían los agentes que actuaron en el allanamiento de la Mulata III, en Sosúa, pero es difícil entender por qué llegaron golpeando sin compasión a todo el que se encontraba en el lugar. Tampoco tiene sentido que hayan matado, sin mediar palabras, a dos personas que salían a defender a los suyos.

Escuchar a María Magdalena Lauer  contando cómo golpearon brutalmente a su esposo  Gunter Peter Lauer destroza. Tal fue la acción que tuvo que  operarse en Alemania a causa de una hemorragia interna. ¿Qué clase de animales  son capaces de esto?

Hoy, a las puertas del primer año de Gobierno, toca pedirle a Danilo Medina que tome cartas en el asunto. Este abuso, que destroza la imagen del país, demuestra que el problema de la Policía es  más grave de lo que pensábamos.

Si bien es cierto que la economía nos golpea y que cuesta vivir con unos salarios que se han deprimido con la reforma fiscal, el aumento constante de los combustibles y el alza de casi todos los productos, resulta más preocupante todavía saber que quien nos debe cuidar puede convertirse en  nuestro enemigo en cualquier momento.

Danilo tiene que demostrar que no tolerará esto. Fueron demasiados los apaños y las confabulaciones para tratar de ocultar lo que sucedió en Sosúa. También  muchos los hurtos cometidos. Hoy es mucho lo que tiene que rodar.