Salud, bienestar, prosperidad, paz, amor, son casi siempre los deseos que la gente expresa al final como al inicio de año. La mente humana sabe que esas cosas son necesarias para poder transitar por la vida de una manera digna y decorosa.
La gente sabe que la vida, además de bella por el hecho mismo de ser creación divina, requiere de aspectos que la ayuden a ser transitable.
Cada año que se inicia significa para los seres humanos algo así como el renacer de sus esperanzas.
El comienzo de algo inconcluso. La renovación de esfuerzos e ideales por terminar una tarea que habiendo comenzado no importa cuánto tiempo antes, está pendiente.
Porque en una parte importante de los seres humanos existe la natural tendencia a mejorar, a perfeccionar, a no estar absolutamente conformes con las cosas que le han sucedido o con las que ha alcanzado. Siempre tienen deseos de que ocurran cambios que varíen, que mejoren, que perfeccionen lo que vive o lo que le sucede.
Sobre todo los fines y comienzos de años fluyen pensamientos acumulados. Nostalgias, reclamos, esperanzas de que habrá un nuevo comenzar capaz de dejar atrás lo malo en todos los sentidos y continuar por un camino que le brinde nuevos horizontes en lo personal, sentimental, espiritual, social, político, económico, etc.
El fin de un año y el inicio de otro, al tiempo que retrotrae reminiscencias y sentimientos acumulados, sobre todo a los que han perdido algún ser querido o han enfrentado situaciones emocionales, sentimentales o familiares, mucho más en estos tiempos de pandemia, les abre nuevas esperanzas de vida en todos los aspectos.
Los enfermos por su recuperación, los separados por la reconciliación. Los ausentes por un regreso. Los que no tienen trabajo o aquellos cuyos salarios no les permiten hacerle frente a los problemas cotidianos por alcanzarlos.
Casi todo el mundo tiene aspiraciones de una vida mejor, ya sea en lo económico, en lo emocional, en lo sentimental, en lo familiar, en todo. Por eso los deseos fervientes y casi siempre sinceros de que el año nuevo les traiga cosas buenas y mejores.
Porque a pesar de los problemas, diferencias, discordias, enfrentamientos, injusticias e incomprensiones humanas, la gente está llena de buenos deseos y sentimientos. Solo que la vida se ha vuelto tan agitada y son tantos los problemas que a diario tiene que enfrentar, que a veces hacen olvidar esos rasgos humanos, pero que los fines de año y los comienzos de otros se evidencian de manera tan espontánea.
Mi aspiración es que se esfumen los malos augurios que algunos preconizan para el 2021. Que logremos vencer la peste que nos azota.
Que aquellos con más posibilidades y que además tienen la obligación de actuar en beneficio de las mayorías recuerden todos los días, semanas, meses y el año entero, a los que tienen más precariedades económicas. Que mantengamos presentes nuestra esencia y naturaleza cristiana.
Feliz fin de año y un 2021 pleno de salud, paz, prosperidad, amor, fraternidad y esperanzas.