Haití fue clasificado Estado Fallido desde que se creó ese índice que publica todos los años la revista Foreign Police. Es zona de desastre sanitario y medioambiental, así como un narco-estado. Hace más de dos décadas se encuentra intervenido por la Comunidad Internacional, bajo el liderazgo de los Estados Unidos.
Al pasar balance de esa acción internacional “humanitaria” es fácil comprobar varias cosas. Se han empeñado con éxito en bloquear la salida de flujos migratorios por vía marítima. Han recurrido a todo tipo de medios para mantener las apariencias de la existencia de un gobierno de elección popular, aunque sea de opereta o resulte inoperante. Pero cuando han tenido que derrocar a presidentes populares o descalificar candidatos pujantes pero difíciles e insubordinados a sus dictados, lo ha hecho sin contemplaciones.
Se trata es de mantener una ilusión de orden, mientras se presiona o chantajea sistemáticamente a las autoridades dominicanas, para que mantengan una política de fronteras abiertas, de dejar hacer y dejar pasar, con todo lo que eso implica. Para la Comunidad Internacional y para los Estados Unidos en particular, esa es la vía más expedita y económica, de “resolver” la crisis.
Las clases dirigentes dominicanas, en general, se han plegado a ese esquema obtuso y contraproducente. Incluso, han racionalizado su posición con la alta apreciación que otorgan al mercado unificado de “veinte millones de consumidores” y a las promesas de “grandes inversiones” en la zona fronteriza.
Entienden que aunque ese esquema perjudique a las mayorías, estas no tienen manera de resistirse. Además, piensan que el centro de dominio insular estará bajo su control con la bendición de poderes foráneos. Esos cálculos tontos son los que han llevado a los gobiernos dominicanos a ponerse de mojiganga y ser parte desenfadada de esa mascarada, que todo indica terminará en forma lamentable, probablemente trágica.
Mientras el gobierno de Danilo Medina se apresta a “complacer” de nuevo los reclamos de los sectores que quieren más prórrogas en un plan de regularización medularmente irregular, EUA apuesta a una mayor desestabilización de Haití, si es que esto es posible. Como al parecer se les ha complicado imponer otro títere que releve a Martelly, han optado por retirar los fondos de financiación de las elecciones de octubre. A eso hay que agregar que el escenario polarizado que vive Haití está siendo encendido por acciones directas de corte pre-insurreccional, como el asalto a la comisaría policial de Les Cayes y los ataques con armas a empresas extranjeras importantes.
Los dominicanos debemos preguntarnos: ¿Qué es lo que pretenden, ahora?, ¿La caída del gobierno de ficción?, ¿Provocar una guerra civil o grandes disturbios?, ¿desencadenar un mayor éxodo hacia el Este?, ¿ocultar con una crisis mayor la suma de sus fracasos, que pueden tener implicaciones en las elecciones norteamericanas?, ¿O acaso existen otras fuerzas ocultas conspirando para convertir la isla en el teatro de un conflicto mayor, obedeciendo a otros fines y estrategias?