Qué se dice

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Servidores públicos
Todo el ruido provocado por el escándalo de los pasaportes oficiales y los regidores, tanto los falsos como los verdaderos, ha hecho que pasara prácticamente desapercibida otra de sus bellaquerías, desde luego no tan grave como dedicarse a traficar con personas o cometer bigamia con el mayor desparpajo del mundo, pero igualmente ilustrativa de su propensión a servirse con la cuchara grande de todas las prerrogativas que como servidores públicos disfrutan, incluída la de legislar en su propio beneficio y provecho. En la última sesión de la Sala Capitular del ayuntamiento del Distrito Nacional, celebrada el miércoles pasado, los regidores se asignaron a sí mismos RD$10 millones de una transferencia de RD$42 millones, de los cuales RD$9.2 millones se destinarán al pago de sueldos fijos y RD$1.2 millón para la regalía pascual. Ha sido una oportuna y muy previsora decisión, pues las finanzas del cabildo capitaleño andan bastante mal últimamente (se dice que por culpa de la deuda millonaria con las recolectoras de basura) y la Navidad está casi al doblar de la esquina.¡Así sí es bueno!

Voluntad política

La gente del centro Aquelarre, una ONG que lleva años luchando por mejorar la calidad de vida de los envejecientes, se quejaba el otro día de la falta de voluntad política de las autoridades para hacer cumplir la ley 352-97 que protege a los envejecientes y ancianos, a pesar de que el país tiene una población en esa condición superior al 6.6 por ciento, aunque se estima que en diez años podría ser superior al 12 por ciento. De lo que está hablando la gente de Aquelarre es de la misma falta de voluntad política que ha hecho posible que, al día de hoy, sigamos sin tener una ley que regule la contratación de obras del Estado, el famoso grado a grado, a pesar de que ha sido la reiterada promesa de campaña de nuestros políticos durante los últimos años veinte años, y la misma, también, por la que sigue vigente la forma de operación de nuestros consulados, convertidos en parte del botín a ser repartido por los partidos, una vez en el poder, entre su más privilegiada clientela. Con esos dos ejemplos debería ser suficiente, de los muchos que abundan en una democracia donde sus gobernantes privilegian la conveniencia -la propia y la de su partido- en detrimento del bien común, para que las directivas de Aquelarre se convenzan de que no son las únicas a la espera de que la famosa «voluntad política» se decida a poner las cosas en su lugar en el país de las eternas postergaciones en que se ha convertido República Dominicana.

Optimismo

Tanto el secretario de Salud Pública, el doctor Bautista Rojas, como el presidente del Colegio Médico Dominicano, el doctor Waldo Ariel Suero, están muy optimistas con los resultados obtenidos hasta ahora en la negociaciones entre una comisión del gremio y representantes del gobierno, al extremo de que el secretario de Salud prevé que a más tardar dentro de quince días los médicos estarán firmando, junto al presidente Leonel Fernández, un acuerdo definitivo. La buena nueva será recibida con beneplácito por una opinión pública que anhela ver que la paz vuelve a los maltrechos hospitales públicos, una opinión pública que también quiere ver esos centros bien equipados, con medicinas suficientes, pero mas que nada con médicos consagrados a tiempo completo a servir a sus pacientes con entrega y dedicación. Hagamos votos porque ese acuerdo, si finalmente se produce, sea duradero, pero mas que nada que sea respetado por ambas partes, tanto por un gobierno que parece olvidar que ha faltado a su compromiso de garantizar un servicio satisfactorio a los infelices que acuden a los hospitales públicos, como de parte de un gremio que todavía no ha convencido al país de que lucha por algo mas que un salario decente para sus miembros.

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