Qué se dice

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El que persevera…
El doctor Domingo Porfirio Rojas Nina, Alto Comisionado de los Derechos Humanos, reveló que es «casi» seguro que la jefatura de la Policía Nacional enviará la próxima semana una camioneta y cinco motocicletas a la comandancia de San Cristóbal, que lleva meses sin tener un miserable vehículo, sea de dos o cuatro ruedas, para realizar labores de patrullaje y vigilancia.

Rojas Nina explicó que hizo la petición directamente al jefe policial, el mayor general Bernardo Santana Páez, y que este prometió atender su reclamo así como instalar un destacamento móvil en la autopista 6 de Noviembre, donde son frecuentes los asaltos y asesinatos, que funcionará las 24 horas. Ojalá que la perseverencia del conocido activista de los derechos humanos pueda al fin rendir sus frutos, para que la Policía de San Cristóbal tenga en qué hacer su trabajo y recupere -si es que puede- todo el terreno perdido, pues mientras la llamada institución del orden languidece en la más penosa indigencia los delincuentes han convertido la cuna del Perínclito en territorio libre para cometer, completamente a sus anchas, todo tipo de tropelías.

Cuando la ley no entra por casa

En AMET siempre han dicho, desde los tiempos del general Candelier, que retienen las licencias de conducir de los infractores a las leyes de tránsito porque esa es la única manera de obligar a esos ciudadanos a pagar las multas que se les imponen, a pesar de que también reconocen que sus agentes no están facultados para incautar un documento tan importante. Ocurre, sin embargo, que la cantidad de licencias de conducir que se acumulan en las oficinas AMET, cerca de setenta mil, porque sus dueños prefieren dejarlas abandonadas a pagar la infracción, demuestra las debilidades de ese argumento, con el que se ha querido justificar una ilegalidad en modo alguno justificable. Lo ideal, lo deseable, lo urgente, es que AMET automatice de una vez por todas el proceso de imposición y cobro de las multas de tránsito, para que no sea necesario atropellar a nadie para obligarlo a cumplir sus responsabilidades ciudadanas, igualito que en los tiempos aquellos.

Viajes ilegales

No bien se calmaron las de por sí bravías aguas del mar Caribe, bastante revueltas últimamente gracias a una temporada ciclónica que no parece tener acabadera, cuando cientos de compatriotas se lanzan a la peligrosa aventura de cruzar el canal de La Mona intentando llegar a Puerto Rico, la famosa Isla del Encanto. Ni siquiera la dolorosa experiencia, todavía en carne viva, de los 56 dominicanos y dominicanas que fueron a parar a la isla de Caicos tras pasar dieciocho días a la deriva sin nada que comer o beber, ha servido para disuadirlos de su empeño de alcanzar una vida mejor a un precio tan alto. Ciento y tantos compatriotas fueron apresados ayer en las playas puertorriqueñas, a donde llegaron prácticamente de manera simultánea en cinco embarcaciones distintas, pero mañana igual serán otros tantos, y pasado mañana también. Y así sucesivamente. ¿Alguien tiene una idea mejor para escapar de este paraíso tropical en trance de modernidad?

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