Qué se dice

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Un padrón con cocorícamo
Han surgido ya algunas suspicaces voces cuestionando la solicitud del gobierno haitiano a la Junta Central Electoral para que facilite sus técnicos y equipos para imprimir el padrón que será utilizado en las elecciones a celebrarse, en diciembre próximo, en el vecino país. Y señalan, esas desconfiadas voces, que los miembros de la JCE tienen que andar con mucho tiento a fin de evitar que lo que a simple vista parece una inocente y desinteresada colaboración se convierta en una peligrosa «contaminación» de alcances insospechados, con la anuencia y colaboración, en este caso particularmente sospechosa, de las Naciones Unidas y la OEA.

Luis Arias, presidente de la JCE, ha considerado esa petición como una demostración de la confianza, credibilidad y madurez que inspira el organismo que encabeza, pero haciendo honor a su fama de resbaloso se ha tomado el cuidado de advertir que antes de acceder a esa petición hay que primero clarificar algunos puntos. ¿En qué condiciones se imprimirá ese padrón? ¿Quién garantiza que esa impresión en nada afectará el proceso electoral dominicano que se celebrará el año próximo? Ojalá que por ahí anden los «puntos» pendientes de clarificación a los que alude el doctor Arias, pues esas interrogantes, y todas las que puedan surgir, deben quedar muy bien respondidas antes de darle el «sí» a esa colaboración con el hermano pueblo haitiano.

De impunidades

En un país donde la impunidad es la regla y la sanción la excepción cualquiera puede convertirse en víctima de ese sálvese quien pueda, como le está ocurriendo a los miles de usuarios del concho, que tras la decisión de las autoridades de alternar su circulación como parte del plan nacional de ahorro de combustibles, no solo confrontan mayores dificultades para conseguir transporte sino que tienen que pagar también el pasaje mucho más caro. Y todo porque los choferes, representantes por antonomasia del padrefamilismo ateo y abusador han decidido, de forma unilateral, acortar las rutas, dizque para compensar lo que dejan de ganarse el día que no salen a las calles a trabajar. Por supuesto, ni la Organización Técnica del Transporte Terrestre (OTTT) ni la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) tienen nada que decir al respecto.

Hacer las paces

Parece que el sargento del Ejército Nacional y el fotógrafo del Listín Dario al que el militar disparó con su fusil varias veces, sin lograr herirlo, por haber tomado unas simples fotos, han hecho las paces luego de que un fuerte apretón de manos coronara un encuentro entre ambos propiciado por el jefe de la Segunda Brigada, el general Carlos Rivera Portes. El oficial, quien admitió que su subalterno cometió «un exceso», señaló sin embargo que los guardias andan muy nerviosos últimamente tras la muerte de un balazo de uno de sus compañeros, cuando acudió a sofocar una protesta estudiantil en Licey al Medio. El fotoreportero agredido, según la crónica del Listín Diario, pidió a las autoridades militares ser benevolentes con el hombre que estuvo a punto de arrebatarle la vida, al que también debería agradecerle -justo es decirlo- el que tenga tan mala puntería como mala leche.

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