Qué se dice

Qué se dice

¿Y los consulados?.- Cuando leí en el periódico que los dominicanos residentes en el extranjero tendrán que trasladarse   al país  para obtener cualquier documento del registro civil o la cédula de identidad debido a que la Junta Central Electoral, apremiada por el drástico recorte de su presupuesto, decidió cerrar sus oficinas de servicios en el exterior, la pregunta saltó  como disparada por un resorte. ¿Por qué no pueden utilizarse nuestros consulados para facilitar la obtención de esos y otros documentos  a nuestros compatriotas? La respuesta, curiosamente, también pareció salir de mi subconsciente como disparada por un resorte: porque el gobierno del PLD los ha convertido en superpobladas agencias de empleos, desnaturalizando su función y propósito. Son muchos los países que utilizan sus oficinas consulares para ese tipo de trámites y papeleo, y hasta para que sus ciudadanos puedan ejercer su derecho al voto,  pero es evidente que mientras los consulados  se mantengan  al servicio del  parasitismo partidario no podrán ser utilizados en otra cosa que no sea saciar la voracidad de nuestra insaciable clase política.

De fiscales.- Si no es un récord es, por lo menos, un indicador   de que algo anda muy mal con el personal que integra el Ministerio Público. Y es que el dato, publicado ayer por El Día, no admite otra conclusión: en los últimos seis meses,  al menos  49 fiscales adjuntos han tenido que enfrentar procesos disciplinarios, penales y cancelaciones,  acusados de  corrupción, aceptar sobornos, tener vínculos con el narcotráfico y proteger delincuentes, entre otras indelicadezas. El dato también pone en evidencia, justo es reconocerlo, que la vigilancia sobre las actuaciones de los fiscales funciona. ¿Qué es lo que está fallando entonces? ¿La forma de escogerlos? ¿O el mal ya estaba en la materia prima humana, contaminada por un materialismo corruptor que casi se respira en el aire?

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